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PELÍCULAS / CRÍTICAS

Grbavica

por 

- La ópera prima de Jasmila Zbanic no es una típica película sobre la guerra, sino una historia sobre las devastadoras consecuencias emocionales y una manera de escapar de ellas

Es una película sobre una guerra que continúa más allá de los procesos de paz; sobre el conflicto personal y silencioso para intentar olvidar lo inolvidable y negar lo que –para sanar propósitos- se debería haber dicho alto. Mientras el melodrama de Isabel Coixet La vida secreta de las palabras [+lee también:
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, acercaba el tema de la tortura sistemática y la violación de mujeres durante la guerra de los Balcanes de 1990, aquí, en vez de contextualizar el tema en una historia de amor catártica entre un hombre y una mujer, Zbanic opta por una historia más fuerte transgeneracional de mujeres, que es, además, un retrato de la sociedad bosnia de posguerra.

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La primera secuencia de El secreto de Esma examina despacio las caras de varias mujeres bosnias de las que después sabremos que forman parte de un grupo de sesión de asistencia psicológica. En un cierto punto, la cámara se detiene en el rostro de Esma. Está claro que la historia de Esma –su secreto- podría ser contado por mucha de esas mujeres, en cuyos ojos cerrados podríamos percibir la incapacidad de hacer frente a una vida eclipsada por los traumas de la guerra. .

Evitando escenas militares y retratos sangrientos de soldados (hombres) desgarrados entre valentía y vulnerabilidad, El secreto de Esma cuenta la historia de una madre que hace todo lo posible para esconder a su hija Sarah que su padre no fue, de hecho, un mártir de la guerra. Esta mentira ha estado mantenida plausiblemente durante años pero ahora, para conseguir un descuento para una excursión escolar, Sarah necesita un certificado que demuestre que su padre fue un “héroe”. La trama completa de El secreto de Esma se mantiene simultáneamente entre la tensa lucha, por una parte, de las crecientes sospechas de Sarah y, por otra, los intentos desesperados de Esmas por esconder la verdad. El conflicto alcanza progresivamente su clímax cuando Sarah apunta una pistola a su madre, pistola que, paradójicamente, perteneció a un mártir real de la guerra.

La experimentada actriz Mirjana Karanovic –presente en varias películas de Emir Kusturica- nos ofrece una inquietante actuación que ya ha sido premiada en varios festivales. Ella va unida a un sentimiento de culpa y a la vergüenza por su pasado y su amor por Sarah (Luna Mijovic) queda inevitablemente eclipsado por circunstancias contradictorias. Como madre, se espera que Esma ame incondicionalmente a su hija, y así es pero, ¿qué significa amar incondicionalmente cuando en las más profundas raíces de la relación existe una experiencia traumática? Algunas secuencias locales mezclan la violencia y las lágrimas con duros silencios y revelaciones aún más duras, lo que fácilmente se podría haber convertido en una trampa para muchas interpretaciones sentimentales, sin embargo, las dos actrices logran no poner nunca en peligro el conjunto del tono realista de la película.

El realismo se puede percibir también más allá del hogar, como si un melodrama familiar abriera un camino hacía una mirada más amplia de la posguerra en Bosnia. Las calles de Sarajevo, las escuelas y los bares están filmadas sin glamour; la cámara capta las cicatrices de los barrios de la ciudad. Vemos también la vida diaria de los locales: la gente está obligada a tener más de un trabajo para equilibrar los ingresos; los trabajos que ocupan requieren, la mayoría de las veces, menos titulación de la que poseen. Esma, estudiante de medicina, trabaja en una fábrica de zapatos y en un club de noche. Aunque no se queja, es evidente que tal espíritu de sacrificio no es particularmente compartido por otros personajes secundarios masculinos, cuya determinación para sobrevivir bajo duras condiciones económicas no se apoya –como en el caso de Esma- en un sacrificado amor filiar.

Zbanic retrata este legado de destrucción y lo traslada a los diálogos tanto de la generación más vieja como a los de la más joven, generaciones que parecen constantemente obsesionados por la muerte. Para quienes construyeron su vida en la decepción y la vergüenza, la verdad parece ser el camino hacia la regeneración. Sin embargo, a los “huérfanos” les toca encabezar el proceso más amplio de la esperanza. Amar a un niño fruto de una violación durante la guerra es, después de todo, amar a una joven generación. Ése es el secreto más allá del secreto de Esma.

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(Traducción del francés)

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