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PELÍCULAS / CRÍTICAS

Storm

por 

- Crímenes y fechorías en el corazón de Europa en un thriller institucional-judicial femenino bajo el transfondo de los horrores de la antigua Yugoslavia

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(Oso de Plata a la Mejor Actriz en el Festival de Berlín 2006), el director bávaro Hans-Christian Schmid ha vuelto tras las cámaras para llevar a la gran pantalla un tema que no se había tocado nunca antes en el cine: la actividad del ICTY (El Tribunal Internacional para la ex Yugoslavia) de La Haya y las repercusiones de la política europea sobre las decisiones de este organismo.

Para Schmidt, que nació en el 1956 en el seno de una familia liberal, que estudió Dirección en el Hochschule für Fernsehen und Film de Mónaco y Guión en la University of Southern California de Los Ángeles, que ha trabajado como productor para su compañía 23/5 Filmproduktion desde el 2004 y que además es activista del Partido de los Verdes, ésta no es la primera vez que se pone al frente de una película de gran compromiso socio-político. De hecho ya en Distant Lights (2003) el director reconfiguró los confines de la "Fortaleza europea" para relatar el malestar de la gente que, procedente de los países del Este, buscaba una vida mejor marcada por las dificultades y los fracasos en la Alemania unificada.

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(con la que el director ha vuelto por tercera vez a la Berlinale, donde ha recibido la gran ovación del público y de la prensa) se cuenta dentro de la tradición más clásica del thriller institucional-judicial la dura historia de Hannah Maynard (la neozelandesa envejecida para la ocasión Kerry Fox), una abogado de la acusación en el ICTY que durante el proceso contra Goran Duric, un viejo comandante responsable de la deportación y de la muerte de civiles bosnios musulmanes, y tras el suicidio de uno de los testigos, descubre la escondida y negada existencia de uno de los tantos hoteles donde se sucedieron las violaciones y masacres étnicas. La hermana del difunto, Mira (la extraordinaria Anamaria Marinca de 4 meses, 3 semanas, 2 días [+lee también:
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, que en el filme tiene líneas tanto en inglés como en alemán y en bosnio), podría sin embargo volver a la escena para dar un nuevo lustre a su fama, que ya está en decadencia, pero ésta decidirá olvidar y empezar una vida nueva.

La compleja red de intercambios diplomáticos, bajo el trasfondo del embrollado, burocrático y sofocante sistema de relaciones de las cumbres de la Unión Europea, vetará un asunto que puede bloquear la política mundial, desembocando en un final dramático que despierta la desolación en el espectador al mostrar la incertidumbre sobre si funciona o no la justicia.

Schmidt introduce dentro de la sólida estructura tradicional del género (compuesta por tribunales e intriga) la contraposición entre una tragedia de la historia y las tragedias personales de algunos de sus protagonistas. Sin embargo, la narración está llena de altibajos, entre las estrategias políticas y golpes de efecto. El tema principal, entre la guerra en la antigua Yugoslavia y el trabajo en el ICTY, suele estar en un segundo plano con respecto a lo demás.

Con el objeto de ofrecer una mayor libertad a los actores y poner énfasis en los momentos más emocionantes de la historia, el director ha favorecido el uso de la handycam con muy buenos resultados en este filme rodado con un presupuesto de 6 millones de euros a caballo entre Sarajevo, Berlín, Colonia, los estudios de Trollhättan en Suecia y Holanda.

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(Traducción del italiano)

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