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SAN SEBASTIÁN 2015 Competición

Los caballeros blancos: ¿las mejores intenciones?

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- SAN SEBASTIÁN 2015: El belga Joachim Lafosse revive un escandaloso hecho real con un vibrante film construido en la frontera entre el documental, la película de aventuras y la denuncia social

Los caballeros blancos: ¿las mejores intenciones?
Vincent Lindon en Les Chevaliers blancs

Cuando un espectador se mantiene en tensión durante dos horas, preguntándose por dónde van a discurrir los acontecimientos proyectados en una pantalla, el director se puede felicitar. Quizás muchos franceses recuerden vivamente el escándalo que se narra en Los caballeros blancos [+lee también:
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, el sexto largometraje de Joachim Lafosse –en la sección oficial del 63° Festival de San Sebastián tras haber competido en la sección Platform del 40° Festival de Toronto–, pero no es así en el caso de quien firma estas líneas, con lo cual el desarrollo y desenlace del mismo le pilla completamente in fraganti. Y la sorpresa y el estupor, por lo tanto, son mayores.

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El listo de Lafosse, experto en meter el dedo en la llaga de esta sociedad civilizada nuestra que se cree tan modélica (basta repasar dos joyas suyas como Propiedad privada [+lee también:
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, se fue a Marruecos para rodar Los caballeros blancos, que transcurre en Chad: hasta allí viajan los miembros de una ONG con el propósito de llevarse a Francia a huérfanos de guerra menores de cinco años, pues 300 futuribles padres galos han pagado 2.500 € para adoptar a uno de esos pequeños. Parece que las buenas intenciones mueven a estos talibanes de la bondad que, armados con un discurso y una fe infalibles, harán todo lo posible por lograr su objetivo, aunque, mientras las dificultades internas y externan se multiplican, tengan que pisotear en su camino los más básicos códigos éticos.

De nuevo la moralidad (y sus límites) es desmenuzada por el bisturí de Lafosse. Pero lo hace con tanta inteligencia, sutileza y ritmo en su planteamiento que lo que a priori parece un film de temática social, acaba convirtiéndose en uno de aventuras, con la verosimilitud de un documental pero la fuerza empática de una ficción dramática. Los personajes son tan reales, sus encontronazos tan reconocibles y sus diálogos tan creíbles que nos parece estar allí con ellos, en un convulso Chad, compartiendo un ideal emponzoñado de ceguera.

Porque, como señala entre líneas el cineasta belga, a veces debajo de las mejores intenciones (el polémico derecho de injerencia) se agazapan el narcisismo, el egoísmo y la dictadura de la emoción: ¿con qué ligereza decidimos qué es lo mejor para otro? ¿por qué no preguntamos a los demás antes de actuar sobre sus vidas? ¿todo vale a la hora de salvar el mundo? El lado oscuro del superman solidario y las ONGs salen a colación en una de las películas más vibrantes, necesarias, incómodas, contundentes y emocionantes de la sección oficial a concurso de San Sebastián 2015, que merecería estar en el palmarés por su inteligente escritura, su valiente tratamiento y su sutil y entretenida manera de plantearnos cuestiones, reflexiones y conflictos que parecían intocables… hasta que llegó Lafosse.

Los caballeros blancos es un coproducción franco-belga (Versus Production y Les Films du Worso) escrita por Bulle Decarpentries, Thomas Van Zuylen y el propio Lafosse, protagonizada por unos magníficos Vincent Lindon, Louise Bourgoin, Reda Kateb y Valérie Donzelli. De sus ventas se ocupa la parisina Indie Sales.

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