email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

VENECIA 2016 Orizzonti

El rey de los belgas, el último monarca

por 

- VENECIA 2016: Lo nuevo de Peter Brosens y Jessica Woodworth relata la odisea alocada de un rey belga investido por la Historia de una misión singular como lo es salvar su país

El rey de los belgas, el último monarca
Peter Van Den Begin en El rey de los belgas

Jessica Woodworth y Peter Brosens presentaron ayer su cuarto largometraje juntos, El rey de los belgas [+lee también:
tráiler
entrevista: Jessica Woodworth, Peter B…
ficha de la película
]
, en la sección Orizzonti del 73º festival de Venecia. Ambos directores provienen del cine documental y son más conocidos por los tres largometrajes que escribieron, dirigieron y coprodujeron juntos: Khadak [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Jessica Woodworth
entrevista: Jessica Woodworth
ficha de la película
]
(ganador del León del Futuro en la Mostra de Venecia de 2006), Altiplano [+lee también:
crítica
tráiler
ficha de la película
]
(presentado en la Semana de la Crítica del festival de Cannes de 2009) y La quinta estación [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Jessica Woodworth
ficha de la película
]
(competidora oficial en la Mostra de Venecia de 2012).

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

El rey de los belgas presenta a Nicolás III (Peter Van Den Begin), el lunar y solitario Roi des Belges. En plena visita de estado a Estambul, le informan de la declaración de independencia de Valonia. En compañía de su jefe de protocolo (Ludovic Moreau), su responsable de prensa (Lucie Debay), su fiel valido (Carlos de Vos) y un director británico llamado Duncan Lloyd (Peter van der Houwen) y encargado por el Palacio Real de realizar un documental para pulir la imagen, un tanto tierna, del monarca, el soberano tratará de regresar a su país; pero una tormenta solar golpea la tierra y provoca el cierre del espacio aéreo y la parálisis de todos los medios de comunicación. En cuanto a los servicios secretos turcos, ellos rechazan con frialdad la sugerencia del rey de volver en coche. Lloyd, que siente una gran oportunidad en el asunto, inventa un plan de evacuación de lo más bizarro en el que implica disfraces y a unas cantantes búlgaras. Así arranca la odisea secreta del rey de su séquito de sabios abigarrados a través de los Balcanes.

Casi desde el primer plano se da el tono de la película: la primera escena de El rey de los belgas retoma el código del mockumentary para retratar a un rey cojo (el encuadre se sale un poco del eje), marioneta de una corte dirigida por su autoritaria esposa, la reina, preocupada por el respeto de la etiqueta y, sobre todo, por ofrecer una imagen de la monarquía impecable. Le ponen el micro, le ponen los mechones en orden, le ajustan su corbata, lo inundan con recomendaciones. El rey parece desprovisto de toda autonomía, gestual o intelectual. Nicolás III, que hasta ahí lo vemos tímidamente preocupado por un patrimonio real polvoriento y molesto, se siente investido de una misión no más divina pero intensamente patriótica: acompañar a su país y a sus ciudadanos hacia la resolución de un conflicto que bien podría ser el último.

El rey de los belgas es una farsa que se alza como los cantos polifónicos búlgaros que hacen posible la escapada: hermosa y melancólica como ese rey larguirucho (encarnado con convicción por Van Den Begin), embutido en un protocolo demasiado grande para él a pesar de su envergadura de albatros, que a duras penas proyecta la imagen de un rey torpe. A los directores se les ocurren (a propósito) pistas narrativas con un mayor potencial novelesco (la irrupción de una posible historia de amor, la loca persecución, el secuestro), sugiriendo o rodeando la acción para concentrarse en el itinerario de un rey expulsado antes de que llegue la hora de su última y más hermosa misión. No sabemos muy bien si estamos en el ámbito de la ucronía o en el de el relato de anticipación, dada la libertad histórica con que los directores se permiten hablar de la Europa actual, con ligereza tanto como con cierta acidez, ya estemos en Bélgica, en Turquía o en los Balcanes.

El rey de los belgas es una producción de Bo Films, la empresa de los propios directores, en coproducción con Entre Chien et Loup, Topkapi Films y Art Fest y con el apoyo del VAF, del CCA, de Screen Flanders y del Netherlands Film Fund.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

(Traducción del francés)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Privacy Policy