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Jacques Audiard • Director

"la prisión como una metáfora de la sociedad"

por 

- Extracto de la conferencia de prensa celebrada en el Festival de Cannes, donde una semana más tarde Un Profeta se hizo con el Gran Premio

Acompañado de los dos protagonistas, los tres guionistas y dos de los productores, el realizador francés Jacques Audiard ha charlado con la prensa internacional sobre la realización de Un profeta [+lee también:
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]
, que ha sido presentada en concurso en la 62ª edición del Festival de Cannes.

El cine ambientado en cárceles es casi un género en sí mismo. ¿Cómo conseguiste evitar los esterotipos y obtener este impresionante realismo?
Hoy día, cuando se quiere hacer una película sobre la cárcel en Francia te encuentras con dos obstáculos. El documental, que va hacia la crónica social y que no me interesaba, y la influencia de la imagen creada por las series estadounidenses, con arquetipos que no nos pertenecen. Visitamos muchas prisiones para buscar nuestro decorado, pero eran o demasiado antiguas o era imposible rodar allí. Entonces decidimos construir el decorado. Eso fue algo muy importante, ya que la película apareció en ese momento. No era un estudio con techos y paredes móviles, sino un decorado fijo. El realismo llega por sí solo cuando entras en una prisión cada día.

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¿Cómo inició su relación con la historia?
Es un guión que me había sido ofrecido por Abdel Raouf Dafri y Nicolas Peufaillit y que trabajamos con Thomas Bidegain. No quería hacer un análisis sociológico, sino tratar medios mafiosos creados en la cárcel, entidades bastante cerradas, difícil de penetrar. También me parecía interesante hacer una historia con lenguas e idiomas diferentes (el corso y el árabe) que cierran los grupos, les dan un aire misterioso. Surgió la idea de un ambiente criminal con miembros antiguos y nuevos, de otras culturas. El personaje del Profeta anuncia este nuevo prototipo de criminal. No es un psicópata, es inteligente y casi angelical. Otra cosa que me interesaba era tratar la prisión como una metáfora de la sociedad. Al cabo de un cierto tiempo, el interior y el exterior de la prisión se convierten en una sola cosa y lo que se aprende dentro sirve fuera. Quería crear un personaje cuya única posibilidad fuese aprender dentro de la cárcel algo que podría utilizar fuera. Es también un personaje bastante virgen que encontrará su identidad dentro de una comunidad, una cuestión que nunca se había planteado antes.

Un profeta es una película de género, aunque no pura, ya que introduce elementos oníricos o propios del cine fantástico.
Quería hacer una película de género con rostros desconocidos, a excepción de Niels Arestrup. Una especie de película de vaqueros, como El hombre que mató a Liberty Valance pero sin John Wayne. Las escenas oníricas y el elemento fantástico del fantasma daban vida interior al personaje de Malik, abordar más allá de las escenas de situación lo que tiene en su cabeza cuando la puerta de su célula se vuelve a cerrar. Me gusta mover las líneas. El cine ya no debe utilizar solo una herramienta legada por el pasado. Hay por ejemplo una mezcla entre el filme tradicional y el sistema digital que implica que la percepción y la restitución del mundo son inevitablemente diferentes.

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