28/08/2011 - Un joven director búlgaro que tras su paso por la Semana de la Crítica de Cannes ganó el premio Cineuropa en Sarajevo por su ópera prima Avé, cuyo rodaje estuvo lleno de obstáculos.

Konstantin Bojanov, debutante en la dirección, reconoce que detesta la efervescencia de Cannes, donde presentó Avé [+lee también:
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entrevista: Konstantin Bojanov
ficha de la película], en la Semana Internacional de la Crítica). Él prefiere la tranquilidad y la convivialidad de un festival como Sarajevo, que, este año, le devuelve el cumplido al otorgar a Avé el Premio Especial del Jurado presidido por Ari Folman, así como el premio Cineuropa, con motivo del cual entrevistamos a un director satisfecho tras un rodaje difícil desde el punto de vista humano.

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Cineuropa: La película es una coproducción entre Francia y Bulgaria. ¿Cómo nació esta colaboración?
Konstantin Bojanov: En realidad, Geoffroy Grison, que es el productor francés de la película, fue la primera persona interesada en el proyecto, cuando Avé no contaba más que dos páginas de sinopsis. El productor búlgaro Dimitar Gochev y yo lo encontramos en Cannes y, desde entonces, los tres trabajamos muy activamente en la escritura del guión. Gracias a esta implicación artística la película cuenta con la participación de Francia, ya que a nivel presupuestario, Avé ha sido totalmente financiada en Bulgaria.

Aunque la acción de la película se desarrolla en Bulgaria, su historia habría podido ambientarse en cualquier parte. ¿Era importante para usted situar la película a un nivel humano independiente de su situación geográfica?
En efecto, eso era lo más importante para mí. Quería una historia que hablase un lenguaje universal, como las novelas de William Faulkner, que describen historias situadas en algún rincón perdido del sur de los Estados Unidos, pero donde es muy fácil identificarse con los personajes desde un punto de vista humano.

La película tiene un tono humorístico que contrasta con las situaciones dramáticas que aborda. ¿No tuvo miedo de caer en una especie de drama social, que usted mismo considera demasiado pesado?
No sé por qué pero siempre vuelvo a la comedia. Es mi obsesión. Quería que la película tuviera cierta ligereza y con ese propósito introduje elementos cómicos. Me alegra que este tono consiga llevar al espectador a través de los acontecimientos más dramáticos de la película porque en el rodaje el ambiente era muy tenso entre los dos actores y durante mucho tiempo creí que esta animosidad se vería en la pantalla. Afortunadamente no fue así.

¿Los actores no se ponían de acuerdo?
No. Era infernal. No hubo ninguna alquimia entre ellos. Yo sabía que sin un buen reparto no podría realizar la película, porque Avé se apoya totalmente en la relación entre sus dos actores. Pasé más de un año buscando a una actriz para interpretar a Avé en más de 700 sesiones de casting. Dos semanas antes del comienzo del rodaje, Angela Nediakova realizó una audición para un pequeño papel de yonqui y le propuse el papel principal a pesar de su falta total de experiencia. No aceptó y desapareció. La buscamos por todas partes y por fin la encontramos en un café y la convencimos para que aceptara el papel. El día del rodaje, no se presentó en el plató. Sin entrar en detalles, esta actitud no le gustó en absoluto a Ovanes Torosian, su compañero de reparto en la película, que es una persona muy introvertida y muy difícil de dirigir por otro lado. En cuanto a la dirección, Angela se reveló mucho más consagrada al papel y logramos entablar una relación de confianza que le permitió interpretar su rol con una maravillosa honestidad, incluso en las escenas más difíciles.