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Olivier Assayas • Director

"No hago películas con mensaje"

por 

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El director francés Olivier Assayas, uno de los participantes en la competición oficial de la 69ª Mostra de Venecia, ha hablado con Cineuropa de su último largometraje, titulado Después de mayo [+lee también:
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Esos jóvenes de después de la primavera del 68 se interesan por la causa obrera; sin embargo, usted no los presenta como pertenecientes a dicha clase social. ¿Hay alguna razón por la que ha optado por eso?
Olivier Assayas: Además del protagonista, que es el que más se me parece y que proviene de un mundo artístico y relativamente burgués, no he dado una definición social a ningún otro personaje. Todos provienen de la clase media parisina en la que yo crecí. Era un mundo joven en el que se encontraba de todo. Había hijos de obreros, de empleados, de artistas o de funcionarios públicos. Los alumnos fueron los que descubrieron el mundo y no los que hicieron la revolución del 68.

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La primera manifestación es especialmente violenta. ¿Ha creado ese concepto de policías en moto con las porras por algún episodio de Mad Max?
Los CRS en moto, esas brigadas especiales de la policía que muestro en la película, fueron una innovación en 1971, pero ya existían. Todavía no se habían creado en 1968 y se disolvieron poco después debido a la muerte de un estudiante al que le dieron un mal golpe.

¿Por qué ha esperado todos estos años para describir esta época de una manera tan triste?
Ya dirigí una película sobre mi adolescencia, El agua fría, pero se trataba de un enfoque más poético que el de Después de mayo, que me parece más novelesco. No sé si la película es triste. Hay amor, ternura y naturaleza, pero es cierto que me distancio un poco de las obras que describen la adolescencia como un periodo muy divertido de fiesta o de ligues. No es ese el recuerdo que yo tengo. Recuerdo cierta melancolía y una seriedad política. El izquierdismo era muy triste y violento y eso se reflejaba en los jóvenes, que sufrían los cambios de mayo del 68 y se preguntaban cómo podrían integrar este movimiento de cambio para que les entendiesen y sirviesen para algo.

¿Es la película un mensaje de esperanza para el futuro?
No hago películas con mensaje. Describo una época que existió y una fe en el futuro que mantenía a una generación consciente de estudiantes. De esos acontecimientos que he contado con la mayor fidelidad posible, el público puede sacar su propio mensaje si quiere. No creo que el cine sea un medio de comunicación. Es un arte. Puede presentar las contradicciones de nuestro complejo mundo para que el espectador adquiera su propia opinión. No deseo dirigir su punto de vista o informarle de cierta forma. Ese es el trabajo de los periodistas.

¿Piensa que una revolución por la libertad de prensa como la que muestra en la película sería todavía posible hoy en día?
No creo, y me parece que la película da a entender mi desilusión respecto a este tema. Actualmente, la información se democratiza para bien o para mal. Todo es accesible para todos en todo momento. En aquella época, ese no era el caso. La información era el monopolio de los pudientes y la contracultura era una acción que se desarrolló como una acción militante, motivada y transnacional. La contracultura, la prensa libre, el cine experimental eran movimientos minoritarios, y tenían un aura de poder que hoy se ha perdido.

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