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Rafi Pitts • Director

“Nadie, en ningún lugar del mundo, quiere dejar voluntariamente su país”

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- BERLÍN 2016: El director Rafi Pitts, que vuelve a la Berlinale con Soy Nero, habla sobre cómo el problema de los "Green Card soldiers" es uno de los cabecillas de la deshumanización del mundo

Rafi Pitts  • Director
(© Berlinale)

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Rafi Pitts: Es muy difícil. Quiero decir, es una celebración maravillosa; estás feliz porque tu película encuentra un lugar en donde nacer, un certificado de nacimiento, y de repente está viva. Pero tienes que ayudarla, aunque esperes que hable por sí misma. Necesitas jugar tu papel también, y esta vez me siento incluso más obligado a causa de los “Green Card soldiers”. Lo que tengo como objetivo es que la próxima vez que esté en un festival, nadie me pregunte qué es un “Green Card soldier”. Así habré ganado el mayor premio que Berlín me podría dar.

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Es una historia fascinante, pero nadie la conoce muy bien.
Lo sé, no puedo creerlo. El primer “Green Card soldier” fue deportado hace 40 años, y yo lo estoy explicando hoy. No creo que eso sea normal. De hecho, me vuelve incómodo: no soy un visionario, pero me crucé con esta realidad por casualidad, porque quería hacer una película sobre gente alejada de sus raíces, o que quiere encontrar su lugar en alguno diferente. Y cuando encontré este tema, me di cuenta de manera violenta de que vivimos en un mundo en donde los políticos, los intelectuales y los periodistas hablan sobre la inmigración y la integración, pero nadie ha escuchado sobre los “Green Card soldiers”. ¿Cómo se os ha pasado eso? 

Sin embargo, el tema del “Green Card soldier” es solo un aspecto de tu narrativa, que llega a un retrato sociológico de nuestra era mucho más complejo.
Lo que es triste es que los “Green Card soldiers” vienen de todo el mundo, tal y como América. Existen los alemanes, así como los franceses, los iraníes y los mexicanos. Elijo contar la historia de un americano por lo absurdo de que California perteneciese a México en un pasado no tan distante, y ahora México se enfrenta a un muro que los impide cruzar hacia esa tierra. Y aún así, la economía de California depende de esos mexicanos. Así que sí, trata sobre la condición humana, y su absurdo.

Los muros son un tema de actualidad en la cultura europea. Como alguien de ascendencia multicultural, ¿qué opinas sobre el problema de los refugiados?
No hay nadie, en ningún lugar del mundo, que quiera dejar voluntariamente su país. Y deben ser respetados por ello. Ningún sirio piensa “quiero irme de aquí”, a no ser que no tenga otro remedio. A la gente le gusta en donde está, en donde nació, en donde vive, en donde se siente cómoda con lo que la rodea, su vida, su lengua y su cultura. A la vez, el humanismo desaparece muy rápido, y se convierte en algo como una puesta en escena. Es como lo que vimos con el niño muerto en la playa griega. Todos nos conmovimos mucho, pero desde ese momento, más de 300 niños han muerto en la misma playa, y no hay fotografías, o si las hay, reaccionamos diciendo “oh, ya hemos visto eso, pasemos a lo siguiente”. 

¿Esta era de decreciente humanismo nos llevará a las vueltas de los gobiernos religiosos?
Creo que hay una fuerte necesidad de creer en algo. Y en una era en la que las ideologías han desaparecido, la religión está mucho más arraigada. Si echas un vistazo al mundo musulmán, los comunistas han sido reemplazados por la Irmandad Musulmana. Es muy triste cuando la religión se convierte en un partido político porque no creo que filosofía de la religión tenga algo que ver con eso. No creo que ninguna religión tenga que estar cerca de la política porque eso solo puede general abusos y malentendidos. Cuando pasaron los atentados en Francia, estábamos allí, en ese mismo barrio, montando la película. Y de repente, todo el mundo empezó a hablar sobre los musulmanes y sobre el miedo a los musulmanes. De repente, por la velocidad de la información, esos terroristas se convirtieron en sinónimo de seis millones de personas en un país. Ese es el mundo en el que vivimos. Y ahora, cuando miro hacia Francia y al debate de quitar la doble nacionalidad a un sospechoso de terrorismo, veo gobiernos vendiéndose a los votos y rindiéndose al miedo. Es triste. No entiendo por qué tenemos que vivir en una era así.

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(Traducción del inglés)

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