23/05/2007

Primer cineasta húngaro seleccionado en competición oficial en el Festival de Cannes desde 1988, un Bela Tarr rodeado de su equipo completo reveló resumidamente algunos secretos de fabricación de su película L'homme de Londres [+lee también:
crítica
tráiler
ficha de la película] (leer el informe) con motivo de una rueda de prensa. Algunos pasajes.

Cineuropa: ¿Qué siente aquí en competición en Cannes después de todas las peripecias que han marcado la producción de L'homme de Londres?
Bela Tarr: Lo más difícil fue el momento de la pérdida de Humbert Balsan, una tragedia para la producción y también personal con la desaparición de un amigo y de un combatiente del cine a quien se dedica la película. Fue necesario mucho tiempo para poner nuevamente el proyecto en marcha, pero nadie abandonó el barco y en el estropeado mundo donde vivimos, esta solidaridad reconforta.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

¿Introdujo usted en el filme otros valores morales además de los representados en la novela de Georges Simenon ?
No quería reproducir el libro de una manera idéntica. A través del personaje principal de Maloin, la película gira en torno a las cuestiones de la soledad y la tentación. Este hombre se enfrenta a la fina frontera que separa la inocencia de la complicidad criminal. Llegó al punto de estar harto de todo: su aislamiento, una vida sin perspectivas y relaciones con su ambiente convertidas en casi mecánicas. La tentación de una nueva vida mejor se apodera de él, pero va a fracasar. Y lo que es realmente interesante en la historia no es el dinero de la maleta, sino la dignidad humana.

La película se compone sólo de 29 planos en 2h22m y empieza por 40 minutos que incluyen solamente cinco planos, pero con incesantes movimientos de cámara. ¿Cómo preparó esta verdadera coreografía?
Yo sé perfectamente con antelación lo que quiero hacer y preveo todos los planos varios meses antes del rodaje. La composición y el ritmo están determinados por la monotonía del día de trabajo de Maloin. Lo seguimos sin cesar y vemos el mundo con sus ojos. Pero la repetición de sus idas y venidas toma una nueva forma con la tensión creciente y todo se transforma insensiblemente. Yo quería que la cámara se moviera siempre en busca de las caras y, sobre todo, de los ojos, y seguir todas las señales de metacomunicación. Con relación a mis películas anteriores, pienso acercarme poco a poco a un cine muy puro. Más allá del relato, uno se puede concentrar en el individuo y utilizar sus ojos, sus orejas y su corazón para captar con su alma algo de humanidad.

En L'homme de Londres, la atmósfera tiene un rol importante. ¿Es indisociable de sus orígenes est-europeos?
No es una cuestión de geografía, sino de sensibilidad. Todos tenemos una sensibilidad social, toda humillación nos hiere y cada persona que no puede tener una vida satisfactoria sufre, no importa el lugar del mundo donde vive. Y esto incluso si en mi película el lugar (la ciudad corsa de Bastia) es tan importante como los personajes, con el mar y el puerto siempre detrás. Por otra parte, no creo que la película sea triste, pero menciona una realidad que hay que tener en cuenta. El simple hecho de realizar una película es un signo de optimismo y ésta termina con una cara, un detalle bastante significativo a mi juicio.