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Goran Rusinovic • Director

Buick Riviera

por 

El director croata Goran Rusinovic saltó a la fama el año pasado cuando su película Buick Riviera, producida por la compañía de Zagreb Propeler Film, se llevó los premios a la mejor película y el FIPRESCI del Festival de Cine de Sarajevo, así como el galardón al mejor actor, que compartieron los dos protagonistas de la cinta, Leon Lucev y Slavko Stimac. La película, basada en la novela del mismo nombre de Miljenko Jergovic, relata la historia de un musulmán y un serbio de Bosnia que, de manera fortuita, se encuentran en una carretera desierta de Estados Unidos y se pasan las siguientes 24 horas acusando el uno a la nación del otro y el otro a la nación del uno de ser la causante de la guerra en su país.

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Cineuropa: ¿Por qué decidiste hacer una película sobre esta temática cuando la mayoría de los directores de la antigua Yugoslavia intentan evitar la cuestión de la guerra y sus consecuencias?
Goran Rusinovic:Me mudé a Estados Unidos hace seis años. Durante ese tiempo leí la novela y estaba muy interesado en los dos protagonistas porque sentía la misma soledad y dificultad que ellos al intentar adaptarme a una vida nueva en un país distinto. Andando por las calles de Nueva York, escuchaba a gente hablando la lengua de mi país, lo que me interesaba, pero me parecía sospechoso al mismo tiempo puesto que me hacía plantearme quiénes eran y cuáles eran sus historias de guerra. ¿Están todavía enfadados? ¿Han sido capaces de olvidar y no culpar a nadie o simplemente están intentando empezar una nueva vida en el extranjero?

La nostalgia es algo con lo que el emigrante tiene que vivir. La vida en el exilio requiere una fuerza increíble y un cierto instinto de supervivencia para adaptarse. La película es sobre los exiliados, sobre la soledad a la que se enfrentan en el proceso de adaptación y sobre la pregunta de si ese proceso puede borrar el pasado y crear un nuevo sentimiento de seguridad.

Decidiste rodar en Estados Unidos (Fargo, Dakota del Norte). ¿Por qué y cómo fue la experiencia?
Sentía muy dentro de mí que el escenario de la historia tenía que ser una Norteamérica cubierta de nieve y desierta. Un paisaje blanco crea un impacto visual que transmite la frialdad del nuevo mundo y funciona como escenario de esta historia realista y simple. El blanco es la base para el perfecto control de los colores en el marco de la película. El rodaje fue una experiencia maravillosa, con un presupuesto de tan sólo 380.000 euros.

Rodamos durante 21 días con un frío extremo y un pequeño equipo formado por profesionales con experiencia y estudiantes de cine. Había una energía especial en el equipo, pues éramos gente de todo el mundo. Cuando volvimos a rodar un año más tarde, porque se nos echó a perder una parte del material cuando los negativos se expusieron en el aeropuerto, la energía que había entre nosotros era aún más creativa, como si unos antiguos amigos se volvieran a encontrar.

¿Por qué las películas croatas atraen a tan poco espectadores en Croacia cuando, por otra parte, obtienen increíbles niveles de audiencia en la televisión?
Las películas locales en la antigua Yugoslavia siguen casi el mismo camino. No estamos en las grandes salas ni en las filmotecas, nuestras películas se exhiben en cines independientes que ofrecen muy mala calidad. La gente va a los multicines, donde no hay sitio para las películas nacionales. Se tienen que renovar los cines y reabrirlos reservando un lugar al cine independiente. Esa es la única forma de atraer a los espectadores. ¿Cómo es posible que una película como Luz silenciosa [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
[de Carlos Reygadas] no fuese distribuida en Croacia?

¿Tienes nuevos proyectos?
Estoy en la fase de preproducción de Freelander, una adaptación de la segunda parte de la trilogía de Jergovic sobre los coches y las personas. Estoy planeando hacer la audición en Zagreb este otoño para seleccionar a los actores principales y secundarios, y estoy deseando conocer al profesor Karl Adum, un jubilado de Zagreb que con su Volvo naranja viajó hasta Sarajevo, su ciudad natal. Es su vuelta a la infancia al final de la Segunda Guerra Mundial.

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