07/07/2010

Encuentro con el presidente de la ANEC (Asociación Nacional de Exhibidores de Cine de Italia) para analizar el proceso de digitalización en el país transalpino.

Cineuropa: En un año, los cines italianos han registrado un gran aumento de salas equipadas con tecnología digital. ¿A qué se ha debido este aumento, al 3D, al acuerdo entre distribuidores y exhibidores sobre el VPF o a la reducción fiscal?
Paolo Protti: En 2009, el fenómeno del cine en 3D influyó en un 99 % en el desarrollo de las pantallas digitales, que pasaron de 50 a 400, y a 504 par finales de abril de 2010. Este año, el 3D sigue desempeñando su papel, pero se aprecian asimismo los primeros efectos del acuerdo firmado entre distribuidores y exhibidores sobre el VPF. Creo que tendrá lugar en breve un nuevo impulso con la entrada en vigor de la reducción fiscal creada por el gobierno.

Algunos profesionales piensan que, a ese ritmo, todos los cines italianos serán digitales a inicios de 2012. ¿Comparte este optimismo?
Este objetivo depende de un solo factor, y es la prórroga de la reducción fiscal más allá de 2010. En la actual situación de rigor presupuestario adoptado en Italia, no podemos esperar obtener otras ayudas. Si la medida se prolonga, podríamos tener un parque de salas muy bien equipadas en 2012 y capaz de asumir una verdadera transición de la película al digital. En caso contrario, los plazos se alargarán porque digitalizar la totalidad de las salas sin ningún apoyo es imposible.

¿Existe el riesgo de una exhibición con dos velocidades, una con grandes circuitos digitales y la otra con pequeñas salas incapaces de financiar su equipo?
Es un riesgo muy real. Es precisamente por esto que la reducción fiscal es esencial. El atractivo del 3D y el acuerdo con los distribuidores son insuficientes para completar la financiación de la conversión porque es, a pesar de todo, un coste demasiado alto para los pequeños exhibidores. Es fundamental que reducción sea confirmada durante 2011 y 2012.

¿Qué opina sobre la difusión en sala de contenidos no cinematográficos, que ha sido posibilitada por la irrupción del cine digital y que se está desarrollando de manera vertiginosa?
Me parece que pone de relieve el miedo a lo nuevo y al cambio que sin duda alguna podría producirse. Pero hay unas normas contractuales: cuando los exhibidores alquilan una película, se firma un contrato. Hace falta una relación de transparencia y comunicación total entre distribuidores y exhibidores de modo que todo sea muy claro. Pienso que no habrá ningún problema. Pero si las cosas se llevan a cabo a espaldas de unos y de otros, se formarán elementos negativos. Si los exhibidores son informados sobre la fecha de la salida en vídeo doméstico, por ejemplo, es natural que si quiere proyectar contenidos alternativos tenga que informar y ponerse de acuerdo con el distribuidor. Es una cuestión contractual que debe ser tratada con la más absoluta transparencia.

El acuerdo entre distribuidores y exhibidores sobre el VPF se ha logrado sin tener que implicar a terceros inversores
Sin embargo hay otros inversores. Arts Alliance tiene contratos con grandes circuitos y opera en Italia. Otros han hecho propuestas que, por el momento, se están negociando. Los distribuidores eran algo escépticos al principio y los pequeños exhibidores temían una limitación de su autonomía, tenían la impresión de dejar de ser propietarios de su cine. Esto contribuyó a acelerar un acuerdo directo entre exhibidores y distribuidores sin intermediarios, conscientes de que hay una libertad total de elección del modelo. Algunos prefirieron firmar un contrato con Arts Alliance, otros invertir directamente implicando a los distribuidores. Por ahora, no todos los distribuidores participan, pero muchos sí. Es un proceso que tiene que madurar, estamos en un mercado libre donde se puede decidir si se desea participar o no.