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Juan Carlos Fresnadillo • Director

“Me gustan las películas que retan al espectador”

por 

- Pistas paralelas, rodaje bilingüe y pasión por los mecanismos psicológicos del género fantástico: el director tinerfeño descifra las claves de Intruders.

Tras presentarse en los festivales de Toronto y San Sebastián, llega a las pantallas el tercer largometraje (tras Intacto y 28 semanas después [+lee también:
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) de este director canario de 44 años, que trabaja entre Europa y EEUU.

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?

Juan Carlos Fresnadillo: Surge en una conversación con los productores de la película: Enrique López-Lavigne y Belén Atienza. En aquella charla indagamos sobre el origen del miedo: de dónde vienen ciertos temores que arrancan en la infancia. En esa búsqueda se nos ocurre la historia de dos familias con un fantasma inquietante que irrumpe en sus casas, poniéndoles al límite, cuestionando su identidad y obligándoles a buscar en el pasado porque, de alguna manera, ellos mismos tienen mucho que ver con esa presencia que está apareciendo en sus casas.

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Pero dejaste el guión en manos ajenas...
Sí, lo firman Nicolás Casariego y Jaime Marqués, que tienen un gran bagaje como escritor y cineasta, respectivamente, y a quienes admiro y respeto mucho. ¿Por qué, en esta ocasión, he decidido estar fuera del guión? Porque este argumento es muy complejo, con dos historias que se entrelazan, se separan y se vuelven a unir. Y si yo estaba metido en la escritura corría un peligro: estar muy pegado a la pintura y no ver la fotografía. Me pareció más conveniente, para esta historia tan ambiciosa desde el punto de vista del drama, estar un poco más alejado y poder tener una visión más general. Por otro lado, uno se enamora de cada línea que escribe y de esta historia no te podías enamorar: había que estar modelándola todo el rato y tienes que tener la valentía y el desapego de poder cambiar y alterar todo lo que quieras. Además, a esta historia tan mental había que darle carne. ¿Y cómo lo hacemos de la forma más visceral posible? A través de los actores: tenía que conseguir con ellos plasmar un mundo que fuera muy real y tangible. Así que pensé: si me meto en el guión y te enfrentas a los actores, intentas que los actores hagan ese guión. Error. Al estar distanciado, hice equipo con los actores: estaba más de su lado, cogimos el guión y lo moldeamos a nuestra conveniencia. No había miedo entonces de cambiar diálogos, de alterar una situación, de componer otra... Por eso, para darle fisicidad, había que estar distanciado del guión.

Pero, ¿supervisaste su escritura?
Todo el rato. Ellos trabajaban, nos reuníamos y discutiamos cada secuencia. Fue muy apasionante e intenso, pero siempre con la premisa de que ellos escribían, yo leía y luego hablábamos. Aceptaron el reto y les estoy muy agradecido, porque hemos dado tantas vueltas que ha sido agotador. Ha sido un film muy complejo en la escritura y en el montaje.

¿Cuánto tiempo llevó cada una de esas tareas?
Con el guión nos tiramos casi un año y con el montaje han sido como seis o siete meses. Ensamblar y conseguir el ritmo adecuado en la película, para que vaya pasando de un país a otro de forma natural, que se vayan sembrando pistas en la historia para que cuando llegue el final exploten... Hay espectadores que descubren el misterio, gracias a algunas de esas pistas, pero el 70% de la gente no lo hace hasta el final: es impresionante. A veces yo pensaba "¡Se van a dar cuenta de todo!", pero no.

¿Y no temes que te pillen el "truco"?
No, yo creo que en esta película, como el escenario es tan sugerente, a pesar de que intuyas el conflicto real, te mantienes muy despierto y activo por querer descubrir quién es ese monstruo. Te hace participar incluso cuando descubres las conexiones entre las dos historias.

¿Te gusta entonces que el público "trabaje", que no sea pasivo, en la sala?
Sí, en Intacto pasaba lo mismo. Me gustan las historias que conectan con la realidad en el sentido de que en la vida tampoco todo está masticado: tenemos que estar todo el tiempo en acción. Me apetece ir en ese sentido: ver en una sala películas que me estén retando, que me estén empujando, porque eso genera una relación simbiótica interesante y estimulante con lo que estás viendo.

¿Y ha sido complicado rodar en dos países, dos idiomas y dos equipos distintos?
Por cuestiones de agenda, tuve que rodar primero la parte inglesa y luego la española; cosa que no me vino mal, porque creo que es bueno, cuando arrancas un rodaje, enfrentarte a la parte más difícil: en este caso, por logística, era la inglesa, con más exteriores. Al tener un presupuesto más o menos holgado, construimos todos los interiores, tanto los ingleses como los españoles, aquí en Madrid. Con lo cual, a nivel de producción, fue sencillo.

¿Y tu próximo proyecto se rodará en España, Inglaterra o EEUU?
En cualquier parte: yo me considero un viajante. El primero que sienta que está preparado para lanzarse, me meteré en él. Tiene más pinta de que va a ser una pelicula más de por allí que de por aquí, pero aún no está claro. Estoy desarrollando dos historias, una europea y otra para EEUU; la primera que esté lista, será.

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