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Bård Breien • Director

Un detective tranquilo

por 

- Bård Breien habla de Detektiv Downs

Bård Breien • Director

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, protagonizada por Svein André Hofsø, ganador del premio de interpretación del Fantastic Fest de Austin (Texas), se estrena esta semana en los cines noruegos. Cineuropa mantuvo un encuentro con el también Bård Breien. Este segundo largometraje del director es una producción de la noruega Friland Produksjon con el respaldo de Eurimages.

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Cineuropa: Detektiv Downs es una película de género un tanto particular.
Bård Breien:
 Sí: es cine negro cuyo protagonista es, al igual que el actor que lo encarna, trisómico.  

¿Qué le llevó a elegir esta opción?
Hay tantas películas cortadas por el mismo patrón, tantas series de televisión sin originalidad alguna, que un día, bromeando, dije que iba a rodar una película policiaca con un actor que tuviese síndrome de Down. El chascarrillo se convirtió en un desafío para mí. Dicho esto, me encantan los clásicos, Hitchcock entre otros, pero también Andrew Dominik y las novelas de Dashiell Hammett o Raymond Chandler, cuya obra El sueño eterno inspiró la película de Howard Hawks, con Humphrey Bogart.

Precisamente Bogart parece ser el ídolo de su protagonista, Robert Bogerud.
Exacto: la misma gabardina, el mismo sombrero. Robert quiere ser detective, aunque su padre, también policía, no cree en su talento. Nadie quiere recurrir a él, hasta que, un día, una familia precisa sus servicios.

Para resolver…
No exactamente. No es para resolver un enigma, una desaparición misteriosa, ya que esta familia insólita que atraviesa serias turbulencias cree que nuestro joven detective es incompetente e inofensivo. Robert pone el corazón en el caso. Literalmente, porque él funciona en el plano afectivo. De hecho, da muestras de una sutileza y una tenacidad superiores a mucha gente.

¿Fue usted quien descubrió a Svein André Hofsø?
Sí. Quería hacer yo mismo el casting porque el tema es delicado y, además, hay humor, elementos cómicos. Quería evitar tanto bromas y pullas como la compasión. No quería que hubiese malentendidos. Dediqué mucho tiempo a los ensayos pero desde que vi a Svein André estuve seguro que él era quien buscaba: tenía la mirada profunda y melancólica que yo andaba buscando y, además, tiene un verdadero talento para la interpretación.

¿Escribió usted el guion?
Yo concebí la historia y redacté los diálogos con el guionista danés Eske Troelstrup. Ya habíamos trabajado juntos en mi primer largometraje, El arte de pensar negativamente. El primero de la docena de bocetos que terminamos haciendo vio la luz en Sevilla y constituyó el principio de un proceso largo pero apasionante. Dieciocho meses después, el guion estaba terminado y empezamos a rodar con el director de fotografía noruego Gaute Gunnari, con quien también trabajamos en mi primer largo. Filmamos muchas secuencias muchas veces pero la motivación siempre nos acompañó. Svein André trabajó a destajo, la preparación fue minuciosa. No obstante, en la escena de baile, por ejemplo, se entregó completamente y conseguimos lo que buscábamos ya en la primera toma.

¿Dónde tuvo lugar el rodaje?
En Praga; quería crear un Oslo distinto, como con una atmósfera irreal. Este ambiente se acentuaba con la música, del compositor danés Chris Minh Doky, que es un músico dotado que sabe desenvolverse en todos los estilos de jazz. Además, como mi primera película funcionó tan bien allí, disponía del apoyo financiero checo. Rodamos en estudio, en exteriores y también en una inmensa villa en los alrededores de Praga.

La Viena de El tercer hombre, de Carol Reed, sin duda fue una fuente de inspiración.
Un poco, sí, por la luz, los claroscuros y porque la trama de mi película es policial, con toques de parodia. Pero la psicología de los personajes tiene su importancia, y si Robert juega a los detectives, también lo hace para acercarse a su padre, viudo, que lo descuida un poco.

¿Tuvo problemas para conseguir financiación?
Al principio, sí. Algunas fuentes de financiación se mostraron reticentes porque temían que resultásemos cursis; otros tenían miedo de que el actor principal no recibiera un buen trato; pero una vez que Noruega aceptó el proyecto, con la ayuda del Norwegian Film Institute, todo vino sobre ruedas en el plano internacional.

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(Traducción del francés)

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