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Cristiano Bortone • Productor

Desde los Dardenne hasta China: "abrirse al mercado global"

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- Marina, coproducción entre Bélgica e Italia dirigida por Stijn Coninx, lidera la taquilla belga con la historia del cantante de los años 60 Rocco Granata

Cristiano Bortone • Productor

Cristiano Bortone lo define como "un film con una dimensión genuinamente europea. Marina [+lee también:
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, dirigida por el belga Stijn Coninx, llegó a los cines de Bélgica el 6 de noviembre en un total de 38 copias y desde el principio obtuvo muy buenos números en la taquilla, codeándose con la estadounidense Gravity: "Un gran resultado en un momento en que se habla en Italia de las grandes dificultades a que se enfrenta el cine de autor nacional. Esto nos enseña cada vez más la necesidad de abrirnos al mercado internacional". Cristiano Bortone, director y productor, participó con su empresa, Orisa, en el proyecto, en el que también se embarcaron los hermanos Dardenne con Les Films du Fleuve. La cinta, seleccionada en la sección Alice nella Città del Festival de Cine de Roma, relata la historia de Rocco Granata, conocido en todo el mundo a finales de los años 50 a raíz de su canción Marina. Movimento Film la estrenará en Italia el próximo 7 de enero.     

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Cineuropa: ¿Podría contarnos cómo se construyó la película, un ejemplo exitoso de coproducción?
Cristiano Bortone: Como a menudo sucede, tardamos tres años en montar la película. Esta ya es la duración media en Europa. Se trata de una obra de época, ambientada en los años 50, para lo que tuvimos que investigar sobre dialectología y realizar numerosos preparativos. El proyecto fue iniciativa de Eyeworks Film & TV Drama NV, una de las productoras más importantes de Bélgica tanto en el ámbito de la televisión como en el del cine de autor. El productor Peter Bouckaert tuvo la intuición de transformar la obra en la autobiografía de Rocco Granata, personaje muy famoso en Bélgica. Tratándose, pues, de una película belga con una historia puramente italiana, Bouckaert buscó un socio italiano que pudiera ayudarlo en el montaje de la película, no solo desde un punto de vista financiero sino también artístico. En una época en que se habla tanto de coproducciones, estoy convencido que no solo se hacen sentados alrededor de una mesa pensando en el aspecto financiero, como ya es habitual, sino también, dado que lo que hacemos son películas, no patatas, las coproducciones se harán siguiendo una base artística: las gente se pondrá de acuerdo para hacer una buena película. Así que, junto con Peter Bouckaert, empezamos a construir la Calabria, la lengua, el reparto y todos los elementos artísticos que han terminado resultando en el film. Por desgracia, Eurimages no nos concedió el apoyo económico que le pedimos y con el que contábamos desde el principio, así que a mitad de camino tuvimos que volver a montar el proyecto desde el principio y dimos con estos socios extraordinarios, los hermanos Dardenne, provenientes de la otra parte de Bélgica, la Bélgica francófona. Qué bonito es que se hayan unido las dos partes de Bélgica a la hora de desarrollar una historia italiana. Por ello, en fin, digo que esta película tiene una dimensión genuinamente europea.

Entonces, en un momento de asfixia, existiría la oportunidad de abrirse más al mercado internacional.
Seguimos pensando en el cine como un cine nuestro; somos muy miopes frente a un mondo que ya es global. Las historias son globales, la financiación es global, el público es global. Podemos exportar nuestras historias más allá de las fronteras que impone nuestro mercado. Una película es un producto cultural que puede interesar a todo el mundo, no solo a nuestro público. 

Sin embargo, las televisiones italianas, que no invierten en la producción pero influyen en la realización de una película, no favorecen la coproducción. Usted, en cambio, lleva mucho tiempo ya poniendo los ojos más allá de esos confines.
Después de Marina mi nueva frontera es China. Vuelvo a dirigir con Caffè, que mi empresa Orisa coproducirá con la inglesa Ipso Facto Production, de Christine Alderson (Irina Palm [+lee también:
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), y la china Ray Productions, empresa especializada en cine de autor que ya ha trabajado con cineastas como Jia Zhangke. A partir de la primavera, daré clases de producción en la academia de cine de Pekín y ya he firmado una joint venture con la empresa china Road Pictures para una serie de películas, o en coproducción, siguiendo el tratado que acaba de firmarse (leer más), o dirigida al mercado chino. Mi intención es hacer una película china que promueva nuestra identidad, nuestra cultura, las bellezas de nuestro país. Espero conseguir sacar adelante mi proyecto de comedia sentimental china ambientada en Italia. Creo que es una forma distinta de pensar el cine, proyectándolo a horizontes nuevos. Lost in Thailand, una comedia de bajo presupuesto que fue todo un éxito en China, recaudó 180 millones de euros y contribuyó a que el turismo en Tailandia aumentase un 38% en solo un año.

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(Traducción del italiano)

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