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Sergio Oksman • Director

“No es una película autobiográfica, ni terapéutica”

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- O futebol, el aplaudido documental de Sergio Oksman, llega a las salas españolas tras haber participado en certámenes como Locarno, Sevilla y el Márgenes

Sergio Oksman  • Director

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, el aplaudido documental de Sergio Oksman, llega ahora a las salas españolas tras haber participado en certámenes como Locarno, Sevilla y el Márgenes. Hablamos con su director, brasileño afincado en España que ha trabajado años con Elías Querejeta y logró gran repercusión con su cortometraje Una historia para los Modlin, ganador del Goya en 2013 y premiado, entre otros, en Tallin, Clermont-Ferrand y Karlovy Vary.

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Cineuropa: O futebol es, en parte, un retrato de tu país de origen.
Sergio Oksman:
Llegué a España en el 98. Todas mis referencias están aquí. Sao Paulo es para mí ya como un territorio literario. España es mi terreno, Brasil es otra cosa: el de la película, gris e inhóspito, triste y desangelado.

¿Qué te llevó a reencontrarte con tu padre, como vemos en el film?
Llevaba años con Carlos Muguiro, coautor de O futebol, trabajando material familiar de archivo y temía verme condenado a repetir el esquema de los hombres de la familia. En 2013 quise saber de él y quedamos: muy pronto él vio que yo no estaba juzgando, ni haciendo un ajuste de cuentas. Fue interesante darme cuenta de que él es un tipo con quien no he convivido durante cuarenta años, pero estructuramos igual las frases y somos parecidos: hay algo innato ahí. Pero yo no quería hacer una película autobiográfica ni terapéutica, de las que hay ahora una epidemia: mi historia no tiene por qué interesar a nadie. Si mi construcción es buena, será una buena película.

El fútbol es un canal de comunicación entre padre e hijo: un campo neutro en el que habláis.
En un encuentro con este tipo de hombre, el intercambio de información es una forma sesgada de afecto: con mi padre sucedía esto con el fútbol. Y en Brasil es importante el futbol como construcción de una mitología moderna: un país joven donde el rey es Pelé. El futbol era también una guía para hacer un tipo de película: el rectángulo con dos equipos simétricos, pero con el azar presente. Aquí el tema es control-azar: la realidad no existe, inventamos una ratonera y la realidad entra en ella, pero no controlas la lluvia. Al inicio, cuando empieza a llover pensé que me estropeó el plano, pero al contrario, eso me regaló la película. Insisto en que O futebol está escrita en montaje. Es un film muy construido, todo está elegido, cada elemento está puesto ahí.

Entonces… ¿cuánto de experimento hubo al rodarla?
Nunca sé lo que estoy haciendo: la película la aprendes rodándola. Todo documental es una puesta en escena. Si alguna vez hago ficción pura, utilizaré a alguien real como mi padre.

La luz de la película transmite una sensación especial…
Decidí rodarla como un eclipse, porque el tiempo estuvo suspendido durante un mes en mi ciudad, por la celebración del mundial. Queríamos un color pastel, bajo y gris, como mi padre, que era un señor gris. Todo estaba pensado: pusimos la cámara muy abierta para que cualquiera de los personajes pudiera escapar de la película, si quería. La cámara es el espectador: si los personajes se aburren, el espectador también. Esta es una película que exige muchísimo del espectador, quien tiene que poner de su parte: es el riesgo y el mérito de O futebol.

¿Seguirás presentando la película por los festivales que la soliciten?
Tras el estreno quiero rodar lo siguiente, porque después de una película como ésta, uno necesita que le paguen por su trabajo; está muy bien hacer películas de este tipo, pero hay que vivir de algo: ojalá pueda hacer films de esta naturaleza, pero hay que pagar facturas.

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