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Rebecca Zlotowski • Directora

"Una historia que no teme ser un poco enigmática"

por 

- La francesa Rebecca Zlotowski revela los secretos de Planétarium, una película que se sumerge en las profundidades y en el desconcierto de la sugestión

Rebecca Zlotowski • Directora

Estrenado hoy en Francia por Ad Vitam y mañana en la República Checa a través de Fénix Distribution, Planétarium [+lee también:
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, que fue descubierto fuera de competición en Venecia antes de ser proyectado en la Gala de Toronto, es el tercer largometraje de Rebecca Zlotowski tras Belle épine [+lee también:
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. Cineuropa ha entrevistado en París a la cineasta sobre esta obra fascinante, críptica e híbrida, protagonizada por Natalie Portman, Emmanuel Salinger y Lily Rose Depp.

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Cineuropa: ¿Por qué has escogido el tema de la comunicación con el más allá y cómo has desarrollado el guion de Planétarium?
Rebecca Zlotowski
: Me interesaban las hermanas Fox, un mito en los Estados Unidos, las inventoras de la güija y la comunicación con los espíritus. Además, Natalie Portman, a quien le comenté la idea de realizar la historia de las médiums en Francia, hizo que me interesara en Victoria Woodhull, la primera mujer candidata a la elección presidencial estadounidense, quien utilizaba el espiritualismo y el espiritismo como propaganda política y que tenía también una hermana menor. Estas trayectorias me parecían apasionantes, así como la idea de mezclar la política, con el espiritismo y el feminismo. Ahí se entrelazaban los temas que me cautivaban: la creencia y la fe en una dimensión plástica y la magia hechizante del cine. Cuando estaba investigando descubrí que las hermanas Fox estuvieron contratadas durante un año por un banquero. Creé a un productor de cine y me dije “las dos hermanas se van a encontrar en Francia con un productor judío de entreguerras, víctima de las calumnias antisemitas”. Sin embargo, era demasiado complicado para el guion porque no existían todavía las leyes de Vichi con referencia al antisemitismo. Entonces descubrí que el personaje que yo me imaginaba había existido en realidad: Bernard Natan. Robin Campillo, el coguionista, y yo nos apropiamos de la figura de Bernard Natan, sobre todo al utilizar los minutos de su juicio, pero también desde una perspectiva muy fantasmagórica, muy personal. 

Esta construcción por estratos es un poco el reflejo de los diferentes niveles del interior de la película
Se construyó como una linterna mágica: una imagen, y otra, y otra más, para al final crear una cinta de ellas. Cada vez que abría una puerta, era una puerta que era parte de la misma película, de una historia que no teme ser un poco enigmática. Tenía sentido que hubiese en la película un productor de cine, porque íbamos a hablar de espectros. Para los espiritistas, esos fantasmas son la relación con la creencia y la fe. Y para el mundillo del cine, son el antisemitismo y la aparición de los populismos, así como las nuevas tecnologías...

¿Ha cambiado la presencia de Natalie Portman la escala del proyecto?
Cuando una actriz de tal envergadura, que además encarna la idea del cine de Hollywood, se interesa por una directora europea no muy premiada, esto da crédito a un sistema estadounidense que no propone a sus actrices papeles que despierten una curiosidad que no todos los actores masculinos tienen. La presencia de una estrella como ella ha sido una anomalía positiva porque normalmente en Francia no rodamos con actrices de su talla, pero desde el punto de vista económico, curiosamente no ha cambiado mucho.

¿Cómo esperabas llevar a la gran pantalla esta mezcla de lo novelesco, la política y  de un tipo de poesía a la vez que juegas con impresiones de lo imperceptible?
Quería hacer algo que enlazara los ectoplasmas con la crisis política que vivimos a día de hoy. A veces nos encontramos ante momentos de oscilación en los que parece que pueden suceder cosas completamente divergentes, que nos recuerdan a esquemas desagradables. Lo que vivimos tiene un perfume de tragedia, pero no lo podemos elaborar con claridad. El cine debe contarlo, describirlo. Lo que queríamos hacer con Robin Campillo era intentar “convertir esas imágenes en realidad, así como algunas palabras sobre conceptos que no podemos ni definir ni nombrar a día de hoy”. Sin embargo, no es un mensaje agradable, es una película que cuenta algo amenazante, como un cielo tormentoso.

Es una película de época sorprendentemente realista
Se puede hacer una película de época con la idea que tenemos de las películas de esa época y que despiertan en los espectadores una emoción, como Carol, por ejemplo. Nosotros nos hemos decantado por otra cosa: adentrarnos en el ultra realismo, utilizar la imagen más moderna, la más alocada, la más nítida. Esta transfiguración de la realidad en la híperrealidad no busca la originalidad, sino ser más contemporáneo.

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(Traducción del francés)

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