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Catarina Ruivo • Directora

La tarea de crecer

por 

- Discreta y afable, entre su trabajo de montadora y su próximo largometraje, Catarina Ruivo ha encontrado el tiempo de contestar nuestras preguntas

Despues de haber trabajado como montadora con dos cineastas de arte y ensayo portugueses, Catarina Ruivo pasa detrás de la cámara con Andre Valente [+lee también:
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y se afirma como una cineasta original. Hecha de elipsis y de silencios, su primera película escruta, entre cine-verdad y cuento iniciático, los dolores y los amores de la infancia. Discreta y afable, entre su trabajo de montadora y su próximo largometraje, Catarina Ruivo ha encontrado el tiempo de contestar nuestras preguntas.

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Cineuropa: Ha estudiado biología marítima antes de hacer cine. ¿Cuando se ha dado cuenta de que su camino sería el montaje?
Catarina Ruivo: Ni siquiera acabé el primer año de curso, y el año siguiente me matriculé en la Escuela Superior de Teatro y Cine.

En 1998, ha dirigido Uma Cerveja no Inverno, su primera experiencia como directora…
Era un cortometraje producido por la Fundación Gubelkian y la escuela de cine. Digamos que es una película que hice con independencuia de mis estudios. Es une proyecto en que varias historias se cruzan! Es una película que yo considero como un fracaso. Sorprendentemente, creo que es el montaje que fallé. Quise quedarme con todo lo que me gustaba y quitar todo lo que me parecía malo, y eso es imposible hacerlo en el cine. Es el tipo de cosas que uno aprende con la experiencia.

¿Qué enseñanza saca de sus colaboraciones con Joaquim Sapinho y Alberto Seixas Santos ?
Creo que el deseo de pasar a la dirección me viene de la libertad que he tenido trabajando como montadora con esos dos directores, en particular con Alberto Seixas Santos, con el que sigo trabajando (ahora mismo estoy montando uno de sus cortometrajes) y que me sigue enseñando mucho.

¿Cómo se posiciona en relación con el cine protugués de hoy ? ¿Cree que André Valente se sitúa en la misma línea que cierto cine portugués que dicen marcado por la nostalgia y la tristeza?
Pienso que es una película melancólica ya que es una película sobre la pérdida, pero no creo que sea triste. Los personajes aprenden a transformar su miedo en valor y su fragilidad en fuerza.

¿Cómo ha pasado del montaje a la escritura y a la dirección de un largometraje?
Cuando uno monta con la libertad que tuve el privilegio de tener, el montaje se acerca bastante a la dirección, porque se trabaja sobre la construcción de estructuras dramáticas y narrativas. El montaje y la escritura de guiones me han llevado la experiencia y el valor para arriesgarme a dirigir un largometraje.

¿Cuál fue la génesis de André Valente ?
La historia apareció poco a poco. Tenía ganas de escribir sobre un niño ya que, para mí, la infancia es un período todavía muy presente en mi memoria, pero al mismo tiempo, hace falta un alejamiento, necesario para filmar. También creo que hay cierta tendencia a idealizar la infancia como un período sin grandes preocupaciones ni grandes sufrimientos. De hecho, es una época cuando uno tiene que someterse a grandes pruebas, cuando las cosas – que uno aprende a relativizar luego- toman proporciones enormes. Hace falta valor para crecer y quería hablar de ello.

Y para André, las pruebas son esas pérdidas sucesivas… La vida está hecha de pruebas y de elecciones. Cada vez que se hace una elección, se pierde algo y es importante aprender a vivir con ello. Pienso que la tarea de crecer, de volverse adulto, es una experiencia muy rica. Uno se cruza con todos los miedos, los deseos y las dudas a los que uno tiene que enfrentarse en la vida.

Al igual que destruye el cliche de la infancia feliz con André, el personaje de Rita Durão interroga la dificultad de ser madre, después del abandono que vive ella misma...
Creo que cuando el sufrimiento es muy grande, uno se vuelve incapaz de controlar sus relaciones con los demás.

Mientras filma relaciones íntimas, el personaje de Nicolai, ese emigrado del Este, introduce también una mirada social...
Quería crear un personaje que estuviera en una situación fragil para hacerle más igualitario ( y más rico) en su relación con André. Cuando se es un inmigrante, el desconocimiento del idioma y de las costumbres nos pone en una situación muy vulnerable. La necesidad de aprendizaje y de adaptación es la misma que para un niño. Luego, está el hecho de que vivo en Lisboa y tengo ganas de hablar de lo que ocurre alrededor mío, me gustan las ciudades donde se mezclan varias culturas.

¿Cómo abordó el papel de André con Leonardo Viveiros ? Ha tenido que ser un reto de dirigir a un niño...
No he dejado que Leonardo lea el guión y no he hecho ensayos con el tampoco. Cuando todo estaba listo para rodar, me alejaba con él del resto del equipo para explicarle la escena y lo que quería que hiciera. Luego, le preguntaba si estaba de acuerdo de decir los diálogos de tal o tal manera. Hablabamos de ello hasta llegar a un compromiso que nos gustaba a ambos.

André Valente es una película muy silenciosa y elíptica, que mira la realidad de una forma casi neutral y no da explicaciones a los acontecimientos...
Quiero enseñar la vida, el cotidiano a través de los segmentos de la acción, de extractos de la vida de la gente. Me gusta enseñar escenas que estén ya en movimiento al empezar y cortarlas antes del final. Es mi manera de contar historias y de filmarlas.

Pero al mismo tiempo, introduce elementos que pertenecen al dominio del cuento... El misterio de las salidas, las luces navideñas, el patinaje... y el apellido, Valente, o sea el Valiente, trae a la memoria los héroes de la épica medieval.
Si, es cierto, he intentado construir la película un poco como los cuentos para los niños en los que el héroe tiene que enfrentarse a varios obstáculos para crecer y descubrirse a él mismo. Valente (Valiente), para mí, también está asociado al Príncipe Valiente de Hal Foster.

Hay algo así en el cine de Kieslowski, que construía sus narraciones basándose en la elipsis y en el segmento, y dejaba surgir el misterio. Pero el tenía una formación de documentalista!
Nunca había pensado en ello ! Mis gustos son bastante variados. Incluyen películas muy distintas entre ellas, desde Moonfleet de Fritz Lang a A nous amours de Maurice Pialat, sólo por mencionar dos películas que hablan de ese paso, de esa dificultad de crecer.

¿Quiere seguir trabajando como montadora ? ¿Tiene ganas de volver a dirigir una película ? ¿O piensa que ambas profesiones son complementarias?
Si, creo que mi trabajo como montadora fue bastante útil para dirigir mi primera película. Me encanta hacer montaje y me gustaría seguir. Pero sí, he presentado el proyecto de un segundo largometraje. Sigo sin saber si lo van a subvencionar.


Biografía de Catarina Ruivo

Nacida en Coimbra en 1971, Catarina Ruivo se matriculó en Biologia Marítima antes de entrar en la Escuela Superior de Teatro y de Cine de Lisboa, donde se especializa como montadora.
En 1998, su primer cortometraje Uma Cerveja no Inferno se presenta en varios festivales, de los cuales el Festival del Cortometraje de Vila do Conde (Portugal) y el Festival de Oberhausen (Alemania).
Sigue su carrera de montadora trabajando con Alberto Seixas Santos en la película Mal (presentado en competición en el Festival de Venecia en 1999) y con Joaquim Sapinho para Mulher Polícia (Sección Panorama, Berlinale 2003).
Dos veces rechazado por la Comisión de selección del ICAM, André Valente recibe por fin subvenciones y Paulo Branco lo produce. Estrenado en Portugal en 2004 y en Francia al principio del año, la película se presentó en Competición Oficial en el último Festival de Locarno.
Catarina Ruivo trabaja ahora en el montaje de la próxima película de Alberto Seixas Santos, A Monte.

Filmografía

Dirección, guión, montaje
2004, André Valente de Catarina Ruivo
1998, Uma Cerveja no Inferno de Catarina Ruivo, cortometraje

Montaje
2005, A Monte d'Alberto Seixas Santos
2003, Mulher Polícia de Joaquim Sapinho
1999, Mal de Alberto Seixas Santos
1998, Largo de Pedro Sabino

Guión
2005, A Monte de Alberto Seixas Santos

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