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Piet De Rycker • director

Estrella luminosa en la animación europea

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En su camino por París, después de encontrarse en medio de un mar de para asistir al pre-estreno del largometraje de animación Laura Stern (La estrella de Laura) que sale el miércoles día 19 de octubre en las salas francesas, distribuido por Gebeka Films, el cineasta belga Piet De Rycker recapitula para Cineuropa sobre los éxitos logrados por medio de su asociación con el productor/director alemán Thilo Graf Rothkirch. Desde Plume, le petit ours polaire (2001, 2,7 milliones de entradas vendidas en Alemania) hasta el seguimiento solidamente establecido en los cinco primeros puestos en las taquillas alemanas y austriacas después de su estreno el pasado 29 de septiembre (será estrenado en Francia el 8 de febrero del 2006 de la mano de Gebeka Films), pasando por la poética magia de Laura Stern’s (nombrada mejor película joven el pasado julio en los Lola del cine Alemán): desvelando la clave para el éxito de la animación europea.

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¿Cómo comenzó su exitosa asociación con Thilo Graf Rothkirch ?
Nos conocimos hace diez años, cuando él acababa de aventurarse en el mundo de los largometrajes. Yo venía de trabajar en Irlanda al servicio del estudio de John Bluth’s y estaba un poco harto de la manera estadounidense de realizar películas de animación. Thilo Graf Rothkirch me propuso hacer algo más europeo, más personal. Supe instantáneamente que debíamos trabajar juntos, puesto que no queríamos un héroe, sino personajes con una historia propia establecida, un poco en la estacada, con sueños perdidos, pero que aun seguían luchando por hacerse una vida en su entorno, y que necesitaban a sus amigos para salir adelante.

¿Qué elecciones artísticas le guiaron en la producción de Laura Stern?
Thilo Graf Rothkirch me mostró el libro y me preguntó si había suficiente material para un largometraje. Calculé que tenía potencial como animación si se pudiera desarrollar la historia siguiendo una línea diferente, cercana al espíritu poético japonés, parecido al de Miyazaki. La idea más fuerte en el libro es que Laura no sólo encuentra una estrella sobre la faz de la Tierra, sino que esta ya estaba despedazada y ella cuida de todo como si estuviera en una situación en la que no había elegido estar. Ambos personajes se encuentran más o menos en el mismo barco, lo que ayuda a que se desarrolle su amistad. Pero han de regresar rápidamente a sus realidades respectivas y satisfacer sus destinos. El mensaje de la película es que hay que tener una estrella durante los tiempos difíciles para ayudarnos a sobrevivir la vida cotidiana. Aunque, igualmente, debemos ser capaces de dejarla atrás para abrirnos a los demás. En cuanto a la ciudad, que en sí misma es un personaje, nos fijamos en Bruselas, Hamburgo, Berlín y algo de París (en los tejados). Procuramos crear una ciudad europea, muy diferente a las de EEUU, no queríamos una ciudad agresiva, sino una bella y confortante.

¿Qué opina sobre el debate de "2D versus 3D"?
Muchos profesionales opinan que la animación en 2D se ha quedado obsoleta. Pienso que estamos abandonando este territorio demasiado deprisa. Hay un mundo entero por explorar entre 2D y 3D. Se puede crear una obra muy moderna sin recurrir a 3D, una animación que yo encuentro demasiado uniforme visualmente. Entre las dos dimensiones técnicas se puede encontrar un lenguaje que permite una visualización artística más personal, dictada por el artista en vez de la computadora. Con las composiciones digitales y los 35mm se pueden crear planos muy complejos. Antiguamente, se podía trabajar hasta cinco fases diferentes con la multiplano de 35mm, mientras que ahora se pueden hacer fases infinitas. En Laura Stern hay una escena que dura unos veinte segundos en la que Laura vuela sobre un río cerca de la ópera. Nos llevó ocho meses realizarla, puesto que había muchas fases, cada una con su propia sincronización, para hacerlo más real. De todos modos, es posible dar sensaciones de 3D por medio de 2D. Tardamos tres años en completar Laura Stern: un año para escribir el guión, ocho meses para la pre-producción y la trama, y un año y dos meses para la producción. Se realizó con un presupuesto de entre 8 a 9 millones de euros, lo cual es poco considerando los resultados. Los estadounidenses nos dijeron que sería imposible de hacer algo así en su país con ese presupuesto, que costaría al menos el doble.

¿Puede la animación europea competir con la estadounidense?
Hemos de encontrar nuestra audiencia para contar con la mejor de las posibilidades. Las películas de animación europeas tienen que ser más personales. Si intentamos ganar a EEUU a su propio juego, perdemos algo de identidad, nuestro lenguaje, nuestra credibilidad ante el público. Películas de autor como Kirikou en Francia o las A-Films en Escandinavia (Terkel in trouble), fueron producidas por un equipo europeo para un público europeo, ¡ese el camino a seguir! Y esto es lo que estamos buscando por medio de Plume, le petit ours polaire o Laura Stern, has de encontrara tu propia manera de contra un cuento, sin seguir los pasos de los estadounidenses ni sus puntos de vista- los malos contra los buenos, los buenos ganan al final… Las películas de Miyazaki han tenido mucho éxito últimamente, pero si te fijas por lo que ha pasado, puedes observar el esfuerzo que ha realizado para contar sus historias de manera diferente. Esta es la apuesta ganadora a largo plazo.

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