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Jean-Stéphane Bron • Director

Pequeño genio helvético

por 

- Debutante en la ficción, Jean-Stéphane Bron, de 37 años, dio el salto al mundo del documental con gran brillantez. En 2003, Le génie helvétique conquistó a más de 100.000 espectadores suizos

Tras varios documentales, firma su primer largometraje de ficción, Mon frère se marie [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Jean-Stéphane Bron
entrevista: Thierry Spicher
ficha de la película
]
. ¿Qué le inspira esta primera experiencia?

Jean-Stéphane Bron: Como documentalista, tenía, sin duda, el sentimiento de deber probar algo con los actores. Puse una gran parte de mi energía en la dirección del actor, para borrar los artificios, quitar las notas fuera de tono, borrar el juego. Estaba obsesionado, de manera algo patológica, por el hecho de que todo sonara justo. Que el espectador tuviera un acceso directo a una realidad muy cruda de los sentimientos.

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¿Cuáles fueron sus exigencias a la hora de elegir a los actores?
Tenía ideas precisas para estos personajes. Para mí, la verdad de la familia de la película debía inscribirse en la concordancia de los físicos, de los ojos, de la nariz, pero también de las expresiones, de los gestos, de las miradas... Para reforzar esa credibilidad inmediata, quise reunir a una “familia de actores” algo dividida, mal estructurada, discordante. Para los papeles de la madre y del tío, encontré actores en Vietnam y no en el distrito XIII de París, como me lo aconsejaron muchísimo por razones prácticas...

¿Por qué ha elegido no subtitular ni doblar los diálogos vietnamitas?
Todos los diálogos estaban escritos y traducidos y los actores se los habían aprendido. Dado que el punto de vista adoptado es el de una familia suiza, incapaz de comunicarse con palabras con la familia vietnamita, el espectador tampoco tiene por qué comprender lo que se dice, sino adivinar lo que expresan los gestos y las expresiones. La fuerza visual arrebata a la de las palabras.

¿Con qué fin eligió dar al hermano del novio el papel de encuestador cámara en mano y de llenar la película de testimonios de los miembros de la familia?
Excepto algunos indicios, algunas marcas, los diálogos están limpios de toda explicación sobre las causas de la división de la familia. Me importaba que el espectador pudiera apropiarse de esta historia para proyectar la suya propia. Al igual que el espacio está siempre dividido entre la escena y los bastidores, la película en sí misma posee sus “bastidores”, los de la palabra y los de la confidencia. Esta palabra queda recogida por el hermano del novio, personaje principal fuera de campo, pero del que se adivina su intento por pegar las piezas. Este efecto de coloquios es, además, aparente en la forma de la película: pegamos una escena a otra, un personaje a otro, un género a otro, gente en paro a una coral africana... Yo quería que todo fuera aparente, transparente, chocante.

Al final, ¿cómo definiría el género de la película?
Yo diría que es un drama que, a veces, da pie a la risa. O una comedia que, a veces, da pie al llanto. Al menos, un cómico catastrófico. Muy concretamente, hay bastantes cosas que se rompen y que se caen en Mon frère se marie y otras, en un plano diferente –más emocional- que se arreglan.

... y su moral?
¡La familia está muerta, viva la familia! Dicho esto, si existe una moral, reside en la tentativa de reconstituir una familia “alta”, ampliada, recompuesta alrededor de roles que ya no son el del padre, la madre y los hijos, sino exaltando más la comunidad particular de los seres humanos que el yugo en el que se intenta volverla a encerrar. El discurso político actual se fundamenta en valores más reaccionarios, como si los últimos 30 años no hubieran sido más que una inmensa devastación de los fundamentos de la familia y de la pareja... La otra moral que oculta la película es que cada uno vuelve a su soledad con la conciencia de que su destino está unido a los otros, aunque sea difícil. Si la película anuncia el final de la familia, también introduce la noción de comunidad de los destinos, de una fraternidad algo abollada, pero de una fraternidad...

¿Forma siempre parte la comedia de sus proyectos?
Sí, eso espero. Es el registro en el que deseo intentar encontrar mi camino. Tengo un proyecto de comedia ecológica que debe ocurrir en Groenlandia. Bueno, en un lugar del mundo donde dramáticamente cada vez hace menos frío... Parece que existe donde elegir.

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