21/01/2007

Coordinador del International Digital Film Forum (IDIFF), cuya quinta edición se desarrollará del 6 al 8 de febrero de 2007 en La Rochelle, (leer el artículo), Etienne Traisnel realiza para Cineuropa un rápido diagnóstico de un sector en plena transformación que impacta al conjunto de la cadena de fabricación cinematográfica.

Cineuropa: Tras el alza del 50% del número de participantes en el IDIFF de 2005 a 2006, ¿cómo se anuncia la edición de 2007?
Etienne Traisnel: Crece el interés, pues progresa el mercado de las tecnologías digitales. La toma de vista digital representa ahora del 10 al 15% de los rodajes y aumenta cada año al igual que la postproducción digital, que cubre entre el 30 y el 40% de la actividad en Francia. Sin embargo, la proyección digital en salas se mantiene aún a un nivel muy débil con sólo 20 salas equipadas en todo el país. La talla del IDIFF va de acuerdo, pues, con la del mercado, pero queremos preservar el carácter muy profesional del acontecimiento.

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¿Qué opina sobre el futuro de la proyección digital en las salas?
El informe Goudineau (ver las noticias 1 y 2 del 7 septiembre de 2006) ha propuesto las buenas bases de reflexión señalando, sobre todo, la fosa que se cava entre los estudios americanos que proponen películas digitales y las producciones francesas o europeas que no gozan del acceso a estas tecnologías. Cuando las películas se hacen de manera digital, y Francia es un país que sobresale bastante en este sector, es posible conseguir resultados de muy buena calidad. Empieza a darse la oferta, pero se trata de grandes presupuestos como Arthur y los Minimoys [+lee también:
tráiler
ficha de la película] y haría falta que las películas independientes también pudieran gozar de esta oferta. Sin embargo, más allá del coste, está el problema de la disponibilidad de las pantallas vista la escasez del número de salas equipadas en Francia, donde, además, la mayoría de ellas pertenecen a los multiplex que proyectan, sobre todo, películas de masas. ¿Cuál va a ser la evolución? Es difícil decirlo y complicado, pues hay mucho en juego por parte de la industria.

¿Qué piensa del progreso de las cámaras digitales?
No hay que enterrar las cámaras de 35 mm, que superan aún a las digitales en ciertos casos. Lo digital crea una imagen distinta y el interés de los jefes operadores es utilizar esta diferencia para inventar un nuevo estilo de escritura cinematográfica y no plagiar el 35 mm. Ello no habría sido satisfactorio con calidades visuales (resolución, contraste, colores) inferiores a 35 mm, pero las cámaras digitales se aproximan mucho y progresan con rapidez, por lo que se abre la vía de un nuevo estilo. No obstante, existen también algunos prejuicios: lo digital no conlleva obligatoriamente precios tirados; necesita luz, equipos, una preparación de las cámaras. No basta con apretar un botón y no es, como se puede pensar, una democratización extrema. Pero permite grabar más, tener un enfoque distinto en el escenario con el monitor y el conjunto del equipo, de ver emerger un nuevo tipo de películas (por ejemplo, mezclar tomas de vista digitales de alta definición, fondo verde e incrustaciones) .

¿Cómo ve la evolución digital en los próximos años?
El crecimiento no se produce a gran velocidad, sino de forma regular, y es mejor, pues implica cambios profundos en la cadena cinematográfica, incluido a nivel de las profesiones. Hay que formar, comprender que se instala un lenguaje, que el trabajo entre los equipos de producción y postproducción sea más fuerte: eso no puede cambiar de la noche a la mañana. Y para la proyección digital en salas se planteará la cuestión de la formación de los proyeccionistas y de los empresarios con relación a estas nuevas herramientas.