09/09/2009

Jakob (Robert Stadlober) y Manu (Maja Schöne) verdaderamente son unos “tiernos parásitos” como recita el hermoso titulo alemán Zarte Parasiten [+lee también:
tráiler
ficha de la película] dirigido por Christian Becker y Oliver Schwabe (autores, siempre en tándem, de Egoshooter visto en Locarno 2004) y presentado en la sección Horizontes de Venecia 2009. Dos jóvenes veinteañeros que han dejado de lado cualquier dimensión política – al menos como están acostumbrados a verla en los centros sociales, en las casas ocupadas, etc. – en su pequeña, gran lucha de supervivencia como desempleados en la sociedad actual.

Empujados y apoyados a la vez en la fuerza de su núcleo como pareja viven acampados con gran dignidad en un bosque a las afueras de una ciudad alemana y campan, sustancialmente, ayudando a los ancianos en casa o al hacer la compra. No se trata de un voluntariado porque reciben una compensación a cambio sino que se trata de un trabajo socialmente útil cuando, por ejemplo, van mas allá de sus cometidos y llegan a tener, en una secuencia de extraña delicadeza y naturalidad, una relación sexual ante una anciana y nostálgica señora que dice sentirse como una mujer de 40 anos “incluso si su cuerpo no lo sabe”.

Pero cuando Jakob conoce una familia en la que ha muerto un hijo de su misma edad, la que parecía una consolidada historia de amor empieza a vacilar. Manu no entiende porque su novio quiere pasar más tiempo con esta familia que con ella. Pero esta llamada familiar parece ser para Jakob algo inédito, buscado y esperado de mucho tiempo, sobre todo con Martin (Sylvester Groth), el nuevo y temporal padre que, a modo de reflejo, a visto en el un nuevo hijo.

Y es precisamente en esta quimera de reconstrucciones familiares que el film encuentra su centro y su punto de mayor interés. Gracias también a un implante narrativo muy fuerte y original y a una puesta en escena que, en mas de una ocasión, nos regala inesperadamente alguna sorpresa final.

(Traducción del italiano)