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VENECIA 59 Veladas

De Heer abandona la fiesta

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El gobernador de Carintia, Jorg Haider, estaba en la fiesta que Cinecittà organizó ayer en honor de Michelangelo Antonioni. Una presencia que no fue del gusto del director australiano Rolf de Heer, que abandonó la velada. Haider estaba sentado a una de las mesas dispuestas para la cena en el original marco del hangar Sorlini, en el aeropuerto Nicelli del Lido, y había sido invitado por el coleccionista veneciano Adriano Berengo. Este último había prestado una obra en vidrio para la decoración de la fiesta.
“Un amigo – explicó el propio Haider - con el que colaboro para ciertos proyectos culturales en Carintia”. Pero a de Heer, que en su película The Tracker (El rastreador) relata la opresión de los aborígenes australianos por parte de los blancos, no le agradó su presencia y se marchó de la cena. La fiesta en honor del maestro Antonioni continuó, teniendo como fondo la penumbra del hangar, en cuyas paredes se proyectaron escenas de sus películas, y un amplio patio adornado con antorchas y una enorme fuente.
Entre los invitados estaba también el director Michele Placido, el productor Marco Muller, el escritor Luis Sepúlveda y varios personajes más del celuloide. De Heer explicaría más tarde las razones de su gesto: “No ha sido un capricho, sino un acto de conciencia. Sentí que era mi deber hacerlo. No es que no respetara el evento en honor de Antonioni, pero lo hice porque le debo respeto al actor que protagoniza mi película, David Gulpill, un aborigen que en The Tracker se rebela contra la opresión de los blancos.

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