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BERLINALE 2010 Panorama / Austria

Blutsfreundschaft, pureza y perversión

por 

El realizador de Viena Peter Kern cumplió ayer sesenta años, tanto como esta Berlinale de la que es un habitual, con la presentación en la sección Panorama de su nuevo trabajo, cuyo título original, Blutsfreundschaft, hace referencia a la amistad sellada por la sangre, mientras que el internacional, Initiation, evoca de una manera más general todos los rituales a los cuales se asiste en la película. Sin embargo, es Kern que nos hace el regalo de dirigir a un Helmut Berger envejecido que sigue no obstante siendo absolutamente fascinante.

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La elección de la palabra no es inocente, la relación etimológica entre fascinación y fascismo que evoca el tema de película, y que crea a través de Axel (Harry Lampl), joven marginado a la deriva, un vínculo extraño entre dos comunidades a las antípodas una de la otra en el marco de la provincia austriaca. El muchacho, empujado por un grupo neonazis del cual intenta formar parte, apuñala al responsable de un comedor social. Después del acto se refugia en la casa de Gustav (Berger), un anciano homosexual que tiene una lavandería frecuentada por extravagantes adolescentes y que decide proteger a este nuevo “sobrino”, un cuerpo lleno de juventud.

Una vez establecido el paralelo entre los dos universos a nivel narrativo, nos damos cuenta que no se detiene allí, ya que la mancha que Gustav intenta lavar, expiar, desde hace años, es la muerte de su primer amante y amigo de sangre, ejecutado cuando los dos muchachos formaban parte de las juventudes hitlerianas. Y si los neonazis profesan un odio salvaje hacia los “maricones”, algunos líderes del partido son ellos mismos homosexuales.

A nivel estético, los puntos comunes entre los dos mundos son evidentes inmediatamente. Es precisamente la erotización de los rituales nazis que está en el centro de la película a partir de la escena del concierto punk, donde los torsos desnudos de estos jóvenes austríacos, que predican no la mezcla sino la pureza de la sangre, se rozan sobre fondo de culto del cuerpo mientras que uno de los jefes del partido se masturba ante un panfleto fascista. Aquí, es la embriaguez de violencia de los skinheads con su letanía de lemas infames que se presenta claramente como una perversión absoluta.

El propósito es desarrollado de manera menos brutal que en el famoso Salo de Pasolini - Kern procede por pequeños toques a través de todo un abanico de personajes y actitudes diferentes y una serie de flashbacks que describen el antiguo traumatismo que sigue atormentando a Gustav - pero la diferencia principal es que aquí existe una alternativa. Frente a personajes sin lazos emocionales, ante la hipocresía de la promiscuidad de la cual se tiñe su falsa solidaridad (establecidas a golpes de rituales crueles), Axel tiene la posibilidad de elegir la otra vertiente y optar por la amistad verdadera que liga al grupo de los travestidos y los homosexuales, que tienen sus ritos y disfraces pero también la gracia no de tomarse demasiado en serio y, sobre todo, relaciones mucho “más puras”.

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(Traducción del francés)

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