07/09/2002 - El Sur en la escena. Pasional, solar y cálida, pero también agresiva, fría y vulgar. Es El alma gemela de Sergio Rubini

El director italiano no habla de un Sur sino de muchos en su película El alma gemela . Desde el Sur lacerado por una modernidad industrial que ha homologado y herido el paisaje humano, hasta el Sur arcaico, de platos tradicionales, casas modestas, ritos y creencias mágicas y esotéricas. Es todavía el Sur que se las apaña de Angelantonio, un peluquero timador e infantil. “Vivo de manera confusa mi relación con mi Pulla natal, a los 18 años me marché y en Roma, en la Academia de artes cinematográficas, me vi obligado a olvidar mi dialecto, mis orígenes – explica Rubini -. Emprendí luego un largo camino de reencuentro que culminó con mi película anterior Tutto l’amore che c’é, rodada en la terraza de la casa de mi madre. Claro, no volvería a vivir en Pulla porque me dolería, pero es parte de mi vida”.
Rubini habla del Sur con un modo exagerado, tan alterado que casi tergiversa la realidad: “Es una película aturdida, marinera, muy medio oriental, de personajes con pasiones huracanadas, por eso pensé que el mar era el escenario más adecuado. No fue fácil escribir una historia tan surrealista y complicada. Hubo momentos en los que sufrí y tuve miedo, miedo de equivocarme, porque me parecía que la historia no se tenía en pie, y cada vez que esto sucedía me ponía a reconstruir la narración”.
En este Sur frenético y vertiginoso están metidos hasta el cuello Teresa, Maddalena y Tonino, enfrentados a sus pasiones amorosas, a sus posibilidades en la vida y a reglas familiares inmutables. Teresa (Valentina Cervi) se siente incómoda, es posesiva, violenta. A sus celos se contrapone la bella y tímida Maddalena, interpretada por Violante Placido, hija de Michele Placido. Después de un tortuoso recorrido, los personajes terminan entendiendo quiénes son y se recuperan a sí mismos.