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PELÍCULAS / CRÍTICAS

The Turin Horse

por 

- En su última película, el maestro húngaro Béla Tarr se sumerge de forma radical y terrorífica en el fin del mundo. Una obra excepcional, ganadora del Oso de plata en Berlín.

Tras tres años de realización se estrena finalmente The Turin Horse [+lee también:
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, dirigida por Béla Tarr, en competición en la Berlinale. Aunque la película contiene todas las señas distintivas que el director húngaro ha imprimido a su producción desde Sátántangó (1994) –su obra maestra de 450 minutos de duración–, su última cinta, en la que presenta el mundo más oscuro y descorazonador posible, resulta mucho más jugosa que la anterior, The Man from London [+lee también:
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(2007).

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The Turin Horse inicia con una anécdota sobre la vida de Nietzsche, leída con la pantalla en negro. Nietzsche caminaba por las calles de Turín un día y se encontró con un conductor de un bonito coche que tenía problemas con su caballo. El animal no se movía y el conductor comenzó a fustigarlo. Nietzsche intervino: abrazó al caballo y se puso a llorar. Tras el incidente, Nietzsche se volvió loco y vivió durante otros diez años bajo los cuidados de su familia.

En la primera toma vemos a un anciano (Janos Derszi) tirando de un caballo y un carro por lo que parecen más las llanuras de Hungría que las tierras del Piamonte italiano. El viento, ensordecedor, trae polvo y hojas secas durante todo el recorrido. El anciano termina llegando a una casa desolada y decrépita donde lo espera su hija (Erika Bok). El primero de los seis títulos que separan los capítulos que componen la película nos indica que ese es El Primer Día.

Durante gran parte del metraje vemos la misma rutina que se repite día tras día. La hija se levanta; va al pozo a por agua; cocina patatas, que posteriormente salan y comen con las manos; despierta a su padre y lo viste (su brazo derecho parece paralizado). El primer día, el padre intenta sacar al caballo, pero no consigue hacer que se mueva.

El segundo día, un extraño (Mihaly Kormos) llega al lugar y cuenta la historia de unas fuerzas misteriosas que están llevando al mundo a su fin –las mismas ideas sobre un infierno incomprensible e inminente se esconden también tras las historias de Sátántangó, Armonías de Werckmeister y The Man from London–. El caballo, esta vez, ni siquiera quiere comer.

El tercer día, acude un grupo de gitanos que se dirige directamente al pozo. El anciano los echa de su propiedad y uno de ellos le grita "¡Volveremos! El agua es nuestra, la tierra es nuestra..." El cuarto día, el pozo se ha secado. El quinto día termina con una oscuridad repentina: el espectador puede pensar que se trata de un fundido en negro, pero parece más bien que el mundo se haya ensombrecido por completo.

Perfecta encuadratura de la fotografía en blanco y negro, tomas largas, música dramática acompañando hasta la escena más banal, escasez de diálogos... todas estas características de la obra de Tarr están presentes en The Turin Horse. El autor húngaro siempre muestra un mundo inhóspito y desesperado, y en esta cinta parece haberlo llevado hasta el extremo: no hay un mínimo vislumbre de esperanza en The Turin Horse y, como dijo el propio Tarr en rueda de prensa, "Kundera escribió sobre la insoportable levedad del ser. Esta película trata la insoportable pesadumbre de la vida".

The Turin Horse es una coproducción entre la húngara TT Filmmuhely, la suiza Vega Film, la alemana Zero Fiction Film, la francesa MPM Film y la estadounidense Werc Werk Works. Su agente de ventas internacional es Films Boutique.

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