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PELÍCULAS / CRÍTICAS

Melancholia

por 

- Lars Von Trier ha vuelto a la competición oficial del Festival de Cannes para presentar ni más ni menos que su propia visión del fin del mundo.

Lars Von Trier ha vuelto a la competición oficial del Festival de Cannes para presentar en la esperadísima Melancholia [+lee también:
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ni más ni menos que su propia visión del fin del mundo. Kirsten Dunst interpreta a Justine, publicista que sufre de melancolía crónica aun a punto de celebrar su casamiento en un recóndito castillo. Su hermana Clara (Carlota Gainsbourg) y su rico y metódico cuñado (Kiefer Sutherland) se han ocupado de la organización pormenorizada de la boda. Con todo, la ceremonia termina siendo un fracaso. Más tarde, en el mismo lugar, Clara acoge de nuevo a Justine, víctima de una profunda depresión. A medida que esta ultima se restablece, Melancholia, un planeta de un tamaño 10 veces superior al nuestro, está a punto de colisionar con la Tierra.

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Al igual que en Anticristo [+lee también:
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, el director danés empieza otra vez su película con una secuencia de apertura lírica y visualmente demostrativa que introduce el tono general del film: la fuerza de Wagner junto a la estética de Annie Leibovitz. Esta sucesión de escenas extremadamente ralentizadas aprovecha al máximo la definición proporcionada por la cámara digital Phantom HD (ya utilizada en la secuencia de introducción de Anticristo) y del esmerado trabajo de Manuel Alberto Claro, director de fotografía en este proyecto.

A continuación, Melancholia está dividida en dos segmentos respectivamente titulados “Justine” y “Claire”. En “Justine”, Lars Von Trier aborda los efectos de la melancolía a partir de la relación mundial de las personas que padecen esta afección (de la que el propio director forma parte). Justine se burla de la realidad de su matrimonio hasta que llega el momento ineludible de afrontarlo. Las dudas, entonces, vuelven a surgir y ella no es capaz de superarlas. Lars Von Trier es un cínico que respeta muy poco el ritual del matrimonio y su enfoque recuerda la atmósfera de Celebración, de su compatriota y amigo Thomas Vinterberg.

La segunda parte, titulada “Claire”, continúa la historia de Justine destacando un aspecto de su enfermedad que obedece al principio de los vasos comunicantes con su hermana. Justine no tiene nada que perder y acepta la llegada de Melancholia como una cura del mal por el mal. Se ofrece a él. El astro guarda un parecido con ella y Justine lo espera mostrando una fuerza de carácter inédita. La solidez hasta ese momento de Claire se quiebra y da paso a una total debilidad ante la inminencia de la destrucción. Melancholia amenaza a su familia y todo aquello que valora en un mundo que, al contrario que su hermana, siente como propio.

La destrucción masiva no interesa a Lars Von Trier, que prefiere mantener su historia en una inopinada intimidad. Melancholia está rodada con la cámara al hombro en un lugar aislado del mundo, lejos de la agitación de los medios de comunicación y del caos que debería reinar, probablemente, en los últimos instantes de la civilización. La película no trata este punto y prefiere un ambiente pulcro ensalzado por algunos efectos visuales muy convincentes.

La atmósfera de la cinta recuerda la de Solaris, de Tarkovsy, y el aura que desprende la proximidad de Melancholia se refuerza lenta y sutilmente hasta sumergir al espectador en un simulacro de suspense hechizante. Como Justine, el público espera el previsible fin. Como Clara, teme el desenlace. Von Trier consigue con holgura su objetivo gracias a un toque de sentimentalismo en los últimos instantes. Una bella emoción que se diferencia del desenfreno sensacionalista de Armageddon y otras obras que abordan el mismo tema como Deep Impact. Melancholia no es, en absoluto, una superproducción como las anteriormente citadas. Como mucho, podemos compararla con Donnie Darko. La película de Richard Kelly tiene el mismo modo de abordar el fin del mundo a partir de la melancolía de un personaje, pero Lars von Trier añade un toque de clase y una profundidad autobiográfica que hacen de Melancholia el estandarte de un género que ahora tiene el listón bien alto.

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(Traducción del francés)

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