16/05/2011

El director Bruno Dumont vuelve por cuarta vez al Festival de Cannescon Hors Satan [+lee también:
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ficha de la película], película que compite en la selección Un Certain Regard. Hors Satan cuenta la historia de un chico (David Dewaele) que vive a duras penas, practica la caza y hace fuegos cerca de una aldea de la Costa de Ópalo. Una chica de una granja (Alexandra Lematre) lo alimenta y pasa el rato junto a él paseando por las vastas dunas; a veces, incluso, se encierran en algún lugar a pasar la noche.

Ahora más que nunca el director de Flandres [+lee también:
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ficha de la película] (gran premio del jurado en el Festival de Cannes en 2006) ofrece una película sobre sensaciones más que sobre ideas. Según Bruno Dumont, es el espectador quien debe experimentar estas sensaciones a partir de lo que el director decide mostrarle: paisajes, presencias físicas, sonidos… Son los efectos producidos en el espectador los que generarán en él ideas propias sin que, en ningún momento, el cineasta intervenga para condicionar su juicio.

De las 6 películas de Bruno Dumont, Hors Satan es la que dispone de planos menos largos y más anchos. En un esfuerzo por radicalizar su puesta en escena, el director ha preferido concentrarse en sus enfoques y en poner marcas en el suelo para que los actores "fueran mejor filmados" en magníficos decorados naturales que la película refleja de forma magnífica. Nace así una historia que flota en la mística frontera entre el bien y el mal. El camino nunca es claramente definido.

El joven, este ermitaño un poco animista de rostro barroco, es como un clandestino que va y viene a pie de un lado a otro de esta frontera invisible. Durante una serie de suntuosos planos atraviesa la pantalla de un extremo al otro. Habla poco y, sin embargo, se expresa. A la imagen de su protagonista, Bruno Dumont afirma necesitar la fuerza de la naturaleza para dar intensidad a escenas en las cuales pasan cosas muy simples aunque estén privadas de diálogos.

Como en la obra del escritor francés George Bernanos, que influyó en el director y en el título de la película, fijando lo ordinario se libera lo sobrenatural. Y se trata de algo extraordinario, cuando se intenta rodar un milagro sin los habituales artificios del lenguaje cinematográfico, simplemente con la ayuda de un fuerte vocabulario visual que alterna amplias panorámicas y planos en picado y contrapicado magistrales.

Hors Satan no es una película fácil. Hace reflexionar al espectador durante y después de su proyección, pero Bruno Dumont insiste: “no soy yo quien debe explicar el mensaje”. En consecuencia, Hors Satan nos llega en su estado bruto, igual que el modo en que la naturaleza fue entregada a los primeros hombres para que la integren en su historia. Es una obra que utiliza hábilmente el lenguaje de la elipsis, que confía en el espectador y pide su interpretación…

(Traducción del francés)