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BERLINALE 2012 Competición / Alemania

Home for the Weekend retrata la familia moderna

por 

Aun cuando se interna por nuevos caminos el cine del alemán Hans-Christian Schmid sigue siendo impecable. Tras el suspense judicial y el drama psicológico de Storm [+lee también:
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, el director (y productor a través de su empresa 23/5) trabaja por tercera vez con el guionista Bernd Lange para ofrecer esta vez un proyecto que gira en torno no a una única intriga sino alrededor de una situación familiar. Home for the Weekend [+lee también:
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, presentada a concurso en el 62° festival de Berlín, aborda un tema en el que el espectador puede entrar con comodidad: la familia tal y como la conocemos hoy en día.

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Aunque las reuniones de familias ordinarias es un asunto recurrente en el cine alemán y el inmaculado diseño de producción recuerda las tendencias de la decoración hogareña en el país germano, la composición de la familia Heidtmann (interpretada por un reparto magnífico) obedece a un esquema típico de nuestro tiempo y bastante universal: padres, abuelos aún lejos de la vejez e hijos que dependen de sus progenitores (a quienes llaman por su nombre de pila en este caso) más de lo que lo hicieron a su edad las generaciones anteriores y que, al mismo tiempo, se encuentran en igualdad de condiciones ya que también son padres.

Al principio de la película vemos a Marko (Lars Eidinger), escritor, llevando a su hijo Zowie a visitar a sus padres, que comparten su casa de ensueño con el hermano de Marko, Jakob, y la mujer de este último. No le acompaña la novia a Marko, quien prefiere no contar que su relación atraviesa un momento delicado. Tampoco Jakob quiere hablar del agujero financiero que representa la consulta de dentista que sus padres le han ayudado a montar. La madre de ambos, Gitte (Corinna Harfouch), sufre desde hace treinta años de una depresión lo suficientemente severa como para que necesite seguir un duro tratamiento a base de medicamentos y reposo en casa. El padre, Günter, editor a punto de jubilarse, pasa los días de diario en el trabajo y los fines de semana en casa. Sin embargo, algo va a poner en peligro esta vez el equilibrio familiar: Gitte anuncia a la familia que lleva dos meses sin tomarse sus medicinas.

A Günter y Jakob en especial la noticia les pilla totalmente desprevenidos:a sus preocupaciones en esos momentos se suma el miedo a padecer de nuevo lo que tuvieron que superar en el pasado. Todos los miembros de la familia advierten, cada uno a su manera, en cada expresión de emoción de la madre los signos de la vuelta de la enfermedad y adquieren una actitud temerosa en su presencia, lo que hace insoportable la situación para Gitte, que se ve como “un mueble”, y provoca un distanciamiento entre Jakob y Marko. Este último es el único que aboga por la transparencia y, por consiguiente, por la confianza, lo que lo convierte en un elemento inquietante porque no habita en la casa familiar, sino que viene “de fuera”.

En su nueva película Schmid consigue dejarnos observar los hechos sin forzar la sutil dinámica de este organismo a la postre solidario que es la familia actual. La inteligencia de su trabajo encuentra un buen apoyo en la interpretación contenida de un Eidinger estupendo.

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(Traducción del francés)

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