15/11/2012 - La película deI Paolo Franchi narra la historia de un hombre que adora a su mujer pero no consigue hacer el amor con ella, protagonizada por Jean-Marc Barr y Isabella Ferrari

El debut como productora de Nicoletta Mantovani (viuda de Luciano Pavarotti) no podía ser más turbulento. E la chiamano estate [+lee también:
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ficha de la película] (lit.: “Y lo llaman verano”), tercera y última película italiana a competición en el Festival de Roma, dirigida por Paolo Franchi y producida por ella misma para Pavarotti International, ha sido levantado una buen polvareda. La prensa especializada se la ha cargado sin dudarlo. Ahora la última palabra depende del público.

Hay quien la ha bautizado como el Shame [+lee también:
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ficha de la película] italiano. Sexo compulsivo y amor enfermo son los ingredientes de esta película de alto voltaje erótico, donde no faltan los desnudos, las orgías y los primeros planos de genitales. El protagonista es Dino (Jean-Marc Barr, que próximamente estrenará Nynphomaniac, de Lars Von Trier, para no salir del tema), un hombre atormentado, con una sexualidad corrupta, que adora a su esposa Anna (Isabella Ferrari) pero no consigue hacer el amor con ella. Así que busca el placer por otra parte. Prostitutas y locales de intercambio de parejas. Se acuesta con cualquiera, hasta con mujeres más bien poco atractivas. Vemos su actividad a través de los vídeos que hace con el móvil, imágenes confusas y repletas de gente. Después, cuando vuelve a casa, con su amada mujer, todo se convierte en lírico y puro (las escenas de la pareja están ambientadas en una habitación situada más allá del espacio y el tiempo, donde todo es blanco y luminoso). La pareja se promete amor eterno, pero ni siquiera se rozan.

Aceptemos la estructura de la narración, donde se mezclan pasado, presente y futuro, a través de diálogos, diapositivas y monólogos fuera del encuadre. Aceptemos la reiteración de algunas escenas y conceptos (“Reiterar una escena significa revisarla y me parecía interesante hacer una narración que se desarrollase, en lugar que en sentido longitudinal, a través de un ritmo interior”, ha explicado Franchi). Lo que son casi imperdonables son algunos diálogos, de una comicidad involuntaria (“Un polvo no se niega a nadie, menos aún a una ex” es una frase que pasará a la historia). La estudiada fotografía, el montaje inspirado en Bergson y la ambición del director no bastan para convertirla en una película creíble. Hay que apreciar, en todo caso, la valentía de la productora: “Para producir películas de este tipo hace falta ser valientes, hay que creer en ello y para mí ha sido así”.

Con un presupuesto de un millón y medio de euros, de los cuales 400.000 han llegado del Ministerio de Cultural, E la chiamano estate llegará a la cartelera italiana el 22 de noviembre de la mano de Officine UBU, la misma distribuidora que otra película presentada a concurso en Roma, Il volto di un'altra, de Corsicato (leer más).

(Traducción del italiano)