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PELÍCULAS Estonia

The Arbiter: ¿Correcto o equivocado?

por 

- La última película de la estonia Kadri Kõusaar se enzarza con el darwinismo social

En apariencia, la segunda película de la estonia Kadri Kõusaar (cuyo debut, Magnus, fue presentada en 2007 en la sección Un Certain Regard de Cannes), parece un thriller de lo más normal, destinado a dar un par de sustos y luego caer en el olvido en el fondo de la estantería de DVDs. Pero viéndola más de cerca, The Arbiter, rodada principalmente en localizaciones del Reino Unido en inglés, se revela un imperfecto aunque fascinante análisis de la moral y la responsabilidad.

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Lee Ingleby interpreta a John, un profesor cuya apacible vida se ve sacudida cuando su prometida decide abortar y dejarle. Decide hacer un viaje en coche con su hija Ronja (Lina Leandersson) para alejarse de esta situación. Pero conforme avanza el viaje se descubre que John está dispuesto a compartir su lado más oscuro con su hija. Como defensor del darwinismo social, cree que los débiles, los ancianos y los moralmente desviados son una lacra para la sociedad. Y está preparado para ayudarles a lograr sus objetivos. Ronja se ve involucrada cada vez más en una serie de asesinatos, cuya moralidad es confusa y extraña para su joven mente, al tiempo que John se ve cada vez más seguro en su posición de infalible árbitro del bien y del mal.

Kõusaar es una controvertida cineasta en su Estonia natal (y la prohibición de la distribución de Magnus en todo el mundo a causa de una causa pendiente no hace sino aumentar esta reputación) y su nueva película muestra su voluntad de explorar temas muy complejos. A pesar de que la estructura de la película se asienta firmemente en la tradición del cine de género, los temas tratados son muy complejos y variados. Curiosamente, la voluntad de arbitraje de John no es condenada claramente en ningún momento mientras sus objetivos pasan de un repulsivo pedófilo a un autobús repleto de jubilados, con lo que la película manifiesta lo fácil que puede ser caer en un estado de certidumbre moral.

La directora ha sido acusada de provocadora pero, aunque a veces es evidente su forzada intención de impresionar, son precisamente estas ganas de provocar alguna respuesta en el espectador que lleva la película a otro nivel. Desde el punto de vista estético, tiene una gran capacidad para crear secuencias impresionantes, como cuando John entra en una discoteca para quitar la atronadora música techno o una surrealista escena posterior repleta de símbolos religiosos.

Hay la sensación de que Kõusaar usa la elipsis de una manera deliberada para no masticar las cosas al espectador. Sin embargo, va demasiado lejos y algunas tramas y motivaciones de los personajes (empezando por el inicio del sangriento recorrido de John) producen frustración por su indefinición. No ayuda la falta de química de Leandersson con su padre ficticio y sus tibias reacciones a las acciones de éste resultan, en el mejor de los casos, increíbles. Hay que reconocer que Ingleby, a pesar de todas las imperfecciones narrativas, crea un John escalofriante con el que en algunas ocasiones es posible identificarse, cargando sobre sus hombres el peso de la película.

Si te acercas a esta película como un exponente de cine de género, la decepción está asegurada. Pero lo haces como una sátira negra, entonces habrá mucho más que descubrir y disfrutar, a pesar de los errores. Además, el público británico no tendrá problemas en reconocer los paralelismos con el actual gobierno británico y sus medidas de austeridad, firmemente enraizadas en las convicción de que hay que parar a aquellos que suponen una lacra.

The Arbiter ha sido estrenada en Estonia y aún está buscando distribución en el extranjero y participación en festivales. Aunque puede parecer difícil encontrarle acomodo a causa de su naturaleza subversiva, es muy distinta de la producción habitual de su país y podría despertar interés, sobre todo en el Reino Unido. 

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(Traducción del inglés)

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