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IFFR 2014

Something Must Break: rompiendo las fronteras

por 

- Ester Martin Bergsmark se sumerge en la adolescencia, el amor y la sexualidad en este desinhibido, emocional y asombroso retrato que compite por el Tiger Award

Something Must Break: rompiendo las fronteras

La historia es sencilla y normal: una persona conoce a otra persona, de la que se enamora, y con la que empieza un apasionado romance. Sin embargo, la historia, mucho más compleja, de Sebastian y Andreas, comienza a pelear contra lo “normal”, alejándose de los cánones sociales de la belleza, la apariencia, el deber, las relaciones, y, sobre todo, el sexo. Entre la sencillez de un romance y la batalla contra lo convencional se sumerge Something Must Break [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, un desinhibido, emocional y asombroso retrato de dos personas (y todo lo demás) que supone la opera prima del director sueco Ester Martin Bergsmark, y una de las competidoras por el Tiger Award en el Festival de Rotterdam

Sebastian (Saga Becker), un andrógino joven que desafía las pautas sociales de la sexualidad siendo la misteriosa Ellie, y Andreas (Iggy Malmborg), un chico que se considera “no gay”, se conocen en plena adolescencia, rebelde e inconformista, y en las grietas del establishment de la sociedad sueca. Tras un encuentro fortuito en medio de una peligrosa situación para el primero, la atracción se va materializando en una relación tortuosa, apasionada y absolutamente viva que supone el refugio de ambos del mundanal ruido de la ciudad. Basada en la novela de Eli Levén You Are the Roots That Sleep Beneath My Feet and Hold the Earth in Place, Ester Martin Bergsmark, que ya había firmado el documental She-Male Snails, capta en la pantalla los fieros y veraces sentimientos de los dos jóvenes, sus descubrimientos y sus problemas, a través de los silencios más frontales y la belleza más violenta.

Something Must Break, producida por Garagefilm International AB, es una emocionante muestra de un cine joven que incluso se refleja en creaciones contemporáneas –desde la desnudez sentimental y social de los retratos de Andrea Arnold hasta las boutades estéticas y éticas del último Lars von Trier–, en donde se mueve como pez en el agua gracias también a su banda sonora repleta de la última música electrónica e indie. Lo mejor es que el corazón de Something Must Break es capaz de ir más allá de sus recursos estilísticos para ofrecerse al espectador como una historia madura, conmovedora, inteligente, auténtica y honesta, que, sea en femenino, en masculino o en lo que haya en medio, trasciende todas las fronteras posibles.

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