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BERLINALE 2014 Competición

Historia del miedo, una sociedad fragmentada por la crisis

por 

- El argentino Benjamin Naishtat concursa en Berlín con una película necesariamente caótica y dispar que muestra un país devastado por la desconfianza

Historia del miedo, una sociedad fragmentada por la crisis

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, una ópera prima respaldada por el World Cinema Fund de Berlín y una de las dos películas argentinas que compiten este año en el festival (este también está coproducido por Uruguay, Francia y Alemania), Benjamin Naishtat vuelve sobre la crisis económica que golpeó su país hace pocos años y la fractura social que la siguió, especialmente con el hecho del sentimiento de inseguridad generalizado que apareció en aquel momento (de donde viene el título de la película).

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En plena ola de calor, mientras los televisores emiten durante todo el día imágenes de disturbios y en donde resuenan a cada momento alarmas, sirenas y petardos, un helicóptero sobrevuela la periferia de una ciudad argentina para anunciar el cierre de una zona residencial protegida. En el interior, se siente el reino de una enfermedad que altera las relaciones de los habitantes de sus chalés, entre ellos y sus hijos, su servicio doméstico y, sobre todo, las personas de su exterior. Por fuera, la desbandad es aún más incontrolable, e incluso los policías, los guardias y los agentes de seguridad se ven desbordados. Ya no se puede responder al telefonillo, ver a un tipo bailar en un restaurante de comida rápida es una razón para inquietarse, se tiene miedo a la simple vista de una valla perforada... Incluso las bromas entre amigos o amantes se presentan al límite de la violencia, y se convierten como mínimo en gritos.

Naishtat ha decidido representar esta fragmentación social y esta angustia general a través de sainetes separados en los que intervienen una serie de personajes (cuyos lazos vamos comprendiendo poco a poco) y que revelan con un gran expresionismo las diferentes maneras en las que el mal de un país se siente incluso hasta en las situaciones más anodinas: incluso jugando a un juego, estar en un vídeo o cruzarse con un tipo completamente desnudo molesta en vez de divertir. La desconfianza reina (entre los diferentes medios sociales y en sus senos) y no se duda en denunciar a su prójimo.

La ausencia del elemento discursivo en la película y la frustración en la que resulta, son el reflejo de la disfunción de todo un país, un país en donde los ascensores se bloquean, la electricidad se corta y la basura se amontona, un país que como a imagen de uno de los personajes recurrentes, se sacrifica sin hacer pregunta alguna.

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(Traducción del francés)

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