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BERLINALE 2014 Panorama Special

Berlinale: Cracks in Concrete, un cautivador drama criminal

por 

- Umut Dag vuelve a la sección que presentó su ópera prima, con un proyecto que lo establece como un talento a seguir

Berlinale: Cracks in Concrete, un cautivador drama criminal

Cuatro años después de haber debutado en la sección Panorama con la muy social La segunda mujer [+lee también:
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, el director kurdo-austriaco Umut Dag vuelve a la Berlinale con Cracks in Concrete [+lee también:
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, un crudo drama criminal cuyo fuerte y frío retrato de Viena se salpica del humor negro que surge de los ingenuos objetivos vitales de sus criminales adolescentes. Pero que no haya equivocaciones: el barrio no es un lugar para reírse y bromear, sino uno para vivir o morir. 

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Tras haber servido diez años en la cárcel por cargos de homicidio involuntario y posesión de drogas, un ex convicto vuelve a su país de origen, intentando encontrar el camino de vuelta a las vidas de sus seres queridos, crear la aparencia de una vida normal y vigilar a su hijo de 15 años, que nunca conoció a su padre. 

El círculo vicioso de la vida en el barrio es lo que reside en el corazón del guion de Umut Dag (coescrito por su colaboradora en La segunda mujer Petra Ladinigg), con el adolescente Mikail (convincentemente retratado por Alechan Tagaev) siguiendo aparentemente los pasos de su desaparecido padre. Mientras intenta financiar la grabación de su cinta de rap, lo que podría ser el billete de salida de su vida sin buenos objetivos, trafica con droga en las calles y en los bares cercanos. Sin embargo, el negocio no es lo suficientemente fuerte como para mantenerlo alejado de la lista de deudores del jefe del crimen local, y sus malas inversiones tampoco lo ayudan mucho a salir de ahí.

Cuando reconoce el patrón, Ertan (Murathan Muslu) se infiltra discretamente en la vida de su hijo, planeando no revelar su identidad a Mikail. Pero a medida que el chico se va atrapando en los imparables tentáculos de los bajos fondos, Ertan tendrá que decidirse a salir a la superficie, poniendo así en marcha la maquinaria dramática de la película.

Gracias principalmente a la taciturna mirada y la expresiva cara de Muslu –un agradable contrapunto a su masiva y muscular silueta– la conmovedora y hasta esotérica interpretación del protagonista eleva generosamente la película de Dag al territorio de tragedia griega, convirtiendo los formalistas puntos argumentales del guion en un memorable cuento de perdón y aceptación en un mundo aterrado y solitario.

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(Traducción del inglés)

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