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CANNES 2014 Un Certain Regard

White God: “Vas a saber quién es tu amo”

por 

- CANNES 2014: El virtuoso Kornél Mundruczó firma una asombrosa y áspera parábola a través de las desventuras de un perro y una joven adolescente en mundo cruel

White God: “Vas a saber quién es tu amo”

Especialista en la exploración del mal y la inocencia escarnecida, el cineasta húngaro Kornél Munduczó ha traspasado sus temáticas predilectas a un universo al menos inesperado, ya que el personaje principal de su nueva obra, White God [+lee también:
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entrevista: Kornél Mundruczó
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(que ha tenido su premiere mundial en Un Certain Regard, en el 67° Festival de Cannes) es un perro sin raza en un mundo en el que el pedigree dicta la ley. Tejiendo una parábola áspera y puesta en escena con su excepcional maestría, el cineasta se prueba a sí mismo en un ritmo de acción absolutamente raro en su filmografía. Un primer intento espectacular que ve especialmente a una armada de perros huir por las vastas avenidas de Budapest camino de la guerra y de la venganza contra los humanos, que los roban, los abandonan, los encadenan, los vuelven rabiosos, los hacen luchar entre ellos por dinero, los encarcelan y los eliminan. Todo un programa nocivo, bajo forma de parábola del fascismo y de la obsesión con una raza pura, contra la que se enfrenta una joven adolescente, una especie de hermana pequeña de la Juana de Arco de Johanna [+lee también:
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y la Fauna de Delta [+lee también:
crítica
tráiler
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Lili (Zsofia Psotta) tiene 13 años. Confiada a su padre (controlador sanitario en un matadero) por su madre, casada otra vez y de viaje, se lleva con ella su querido perro Hagen a su casa temporal. Pero no es nada bien recibido, encerrado en el baño durante la noche, y denunciado al día siguiente a los servicios de la ciudad por una vecina colérica que sospecha algo, ya que el educado y recio Hagen pertenece a la categoría de perros sin raza que deben ser censados. Enfretada al rechazo de su padre de pagar una multa y a la amenaza de ver a la perrera llevándose a su perro, Lili se fuga con él. Recorriendo la ciudad en bicicleta, encuentra su refugio en el conservatorio en donde toca la trompeta, y en donde esconde a su perro. Pero su estratagema es descubierta, y Lili, bajo la presión de su padre, debe pedir perdón en público, de manera especialmente humillante, para no ser expulsada de la orquesta. Exasperado, su progenitor abandona a Hagen en una carretera. Dejado solo, el perro se encuentra con sus congéneres también abandonados en la ciudad, lo persiguen los agentes de la perrera, cree estar protegido por un vagabundo (El tuerto) que lo vende para comer y recibir una suma de dinero irrisoria. Un delincuente, El gitano, compra rápidamente a Hagen, encadenado, a quien va a amaestrar para convertirse en un perro de lucha clandestina. Repleto de anabolizantes, sacudido salvajemente por su amo, que se pone una máscara para la ocasión, atado a una cinta transportadora, drogado y dormido para poder afilar sus comillos, Hagen sufre un entrenamiento violento que distorsiona su temperamento y lo lleva a la arena, en donde debe luchar por su vida. Tras vencer, consigue escaparse, pero la perrera lo atrapa y lo enjaula, a la espera de la inyección final. Pero algo pasa: Hagen mata a un guardián y libera a una jauría de casi 200 perros que van a seguirlo en su búsqueda de venganza, mientras Lili continúa esperando a pesar de todo la vuelta de su amigo canino...

De un realismo sobrecogedor, White God evoluciona al ritmo de las carreras de su protagonista de cuatro patas, acorralado y zigzagueante, por escapar de sus persecutores en la ciudad. Un verdadero tour de force en cuanto al rodaje, la película se deshace muy rápido de su disfraz de clon de Lassie para zambullirse brutalmente en un ambiente en donde la autoridad (el estado, el padre, el director de orquesta, la policía, los funcionarios municipales) obedecen a leyes inicuas y generadoras de violencia que se vuelve en su contra. Un desencadenamiento de salvajismo que solo un individuo puro como Lili podrá tranquilizar tras una secuencia final de gran belleza que eleva la película a una altura mística después de que las balas se hayan disparado y de que la sangre se haya vertido por una increíble sublevación de perros.

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(Traducción del francés)

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