12/08/2014 - La cinta de Andrea Staka, presentada a concurso en Locarno, es un viaje arriesgado pero atractivo por la ciudad de Dubrovnik, donde aún resuenan los ecos de las bombas

1993, Dubrovnik tras el asedio. La ciudad aún se encuentra convaleciente de sus heridas tras los horrores de la guerra y los restos de aquel angustioso pasado-presente aún son hoy visibles en las paredes de las casas y, sobre todo, en la mente y el corazón de sus habitantes. La vida debe volver a empezar y la ciudad debe tratar de reconstruirse, poco a poco, como un recipiente roto en pedazos que hay que volver a pegar laboriosamente. La inquietud y la inestabilidad son las soberanas a pesar de la aparente monotonía de la vida cotidiana. El silencio nuevamente hallado se vuelve inquietante y espectral, eco del terror bélico. En este clima de dualidad permanente, a caballo entre las ganas de salir adelante y el miedo por el porvenir, Linda, una niña de 14 años de edad, vuelve de Suiza con su padre para reencontrarse con el país que habían abandonado mucho tiempo atrás. Un día aparentemente como cualquier otro, Linda y su mejor amiga, Eta, se pierden en las alturas de Dubrovnik. Las dos niñas juegan a un juego ambiguo de intercambio de papeles e identidades con toques eróticos que culmina con una caída letal. Linda se queda sola en un país que no consigue comprender del todo y se pierde; su personalidad se escinde en dos: por una parte, su yo profundo, y, por otra, el eco lejano y persistente de su amiga desaparecida.

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tráiler
entrevista: Andrea Staka
ficha de la película] es un retrato amargo y fascinante de una ciudad que trata de reconstruirse a pesar de los horrores del pasado y un futuro cuando menos incierto. La zuriquesa originaria de la ex Yugoslavia Andrea Staka propone una mirada íntima y personal de la ciudad que lleva en sus orígenes, en los veranos pasados con su abuela cuando era pequeña. A pesar del vínculo familiar y los recuerdos infantiles que la regresan a este lugar, la relación que mantiene con Dubrovnik es de amor-odio, una mezcla de atracción y admiración por su belleza y una decadencia y una obsesión ligada a su historia política.

Dubrovnik es, con todo, también el marco de un suceso que ocurrió realmente y que le contó a la directora un miembro de su familia mientras se encontraba en Croacia. Este es el punto de partida de Cure-The Life of Another, un mix de realidad y ficción en el que el subconsciente se impone sobre la razón y el mundo que circunda a las protagonistas (las estupendas Sylvie Marinkovic y Lucia Radulovic) se vuelve repentinamente misterioso, brutal y enfermizo. La experiencia directa que tuvo Andrea Staka durante el triste periodo que precedió inmediatamente al estallido de la guerra en los Balcanes es palpable e impregna la cinta de una inquietud en cuyo seno todo parece a punto de resquebrajarse, de pasar la línea que separa el bien del mal, el equilibrio del caos. Linda encarna el vacío dejado por la guerra, el malestar de una vida que debe continuar a pesar de la violencia que aún se respira en el aire. Cure es una obra deliberadamente ambigua, un viaje interior en la mente de una adolescente que intenta reencontrarse consigo misma en un país que le es extraño, que la atrae y a la vez la rechaza. En conclusión, una película fascinante que sabe a veneno.

Cure-The Life of Another es una coproducción entre Okofilm Productions,Ziva Produkcija,Deblokada, Schweizer Radio und Fernsehen yZDF/ARTE.

(Traducción del italiano)