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DOCLISBOA 2014

João Vladimiro regresa con A Lã e a Neve

por 

- El director de Lacrau estuvo en la competición del DocLisboa con una película sobre el proceso de creación de una obra de danza de la coreógrafa Madalena Victorino

João Vladimiro regresa con A Lã e a Neve

¿Cómo surge una obra de danza? ¿Cómo transitar de un concepto hacia su concretización escénica? ¿Qué tipo de relaciones se crean entre director e intérpretes? Y, sobre todo, “¿para qué sirve el espectáculo?”. La última pregunta –no necesariamente retórica– surge más que una vez en A Lã e a Neve (Wool and Snow), la nueva película del director João Vladimiro, que la semana pasada se presentó a concurso en la 12ª edición del DocLisboa. Y si esa pregunta es válida para una obra de danza, también lo es para una película.

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La coreógrafa Madalena Victorino estrenó a finales de 2012 A Lã e a Neve, un proyecto que juntó nueve bailarines profesionales de diferentes nacionalidades y algunos jóvenes gemelos sin experiencia escénica. En la obra, juntos intentaron explotar sus interacciones e indagar sobre el enigma de la comunicación. Fue ese proceso que Vladimiro –él mismo también bailarín, pero sin actuar en este espectáculo– filmó durante casi 3 meses.

Son once los momentos de creación de esa obra, que Vladimiro eligió enseñar de forma cronológicamente fragmentada: se empieza en el último día para luego mirar hacia atrás y escribir un diario filmado en donde se enfrentan lo personal y lo colectivo, y en donde se hacen más preguntas que respuestas.

Rodada en las ciudades de Guimarães y Lisboa –en donde los ensayos y las funciones tuvieron lugar–, A Lã e a Neve se acerca a su objeto temático, lo observa, no interfiere, deja que la experimentación se desarrolle siguiendo el método de Madalena Victorino y del performer danés Peter Michael Dietz. Lo ideal es que todo sea “orgánico, intuitivo y afectivo, no solamente cerebral”, subraya la coreógrafa. Y, como los intérpretes, también Vladimiro se deja contagiar por la orgánica de los espacios, ora rodando intuitivamente cerca de los bailarines ora experimentado afectivamente con los encuadres, rodando desde fuera, mirando por la ventana.

Allí casi no hay espacio para entrevistas, con excepción de la última función, en una mezcla de provocación y de chiste para con el equipo. La cámara de Vladimiro es curiosa pero no es didáctica y su mirada es una contemplación tan discreta cuanto ávida de un proceso en el que se intenta superar el hiato que hay entre el individuo y el grupo. La escena, como dice uno de los bailarines, “es ego”: el conflicto existe, es ambiguo, genera desconfianza y debates, cada vez más analíticos, que aumentan a medida que se acerca la fecha del estreno.

A Lã e a Neve marca una nueva colaboración entre la productora Terretreme y el joven director. Más estructurada, y por eso más convencional y menos experimental que su película precedente Lacrau (premiada en el IndieLisboa de 2013 y estrenada en un único cine de Lisboa el pasado septiembre), A Lã e a Neve es uno de esos objetos artísticos tan estimulantes como complicados de distribuir. Si hiciéramos su making of quizá nos preguntaríamos que para qué sirve entonces la película. Como diría la bailarina Afrika Martinez Ferrin en determinado momento sobre la obra de Victorino, “quizás no sirve para nada. Pero eso también está bien”.

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