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BIF&ST 2015

El último lobo: Annaud se pasa siete años en Mongolia

por 

- El director francés ha rodado una gran película familiar a partir de un clásico de la cultura china y de la misma esperanza de que hizo gala en obras anteriores como El oso y Dos hermanos

El último lobo: Annaud se pasa siete años en Mongolia
Shaofeng Feng en El último lobo

Para describir la naturaleza humana, Thomas Hobbes hizo suya la expresión latina "Homo homini lupus". No habría sido así de haber visto la última película de Jean-Jacques Annaud; si lo hubiera hecho, la habría corregido hasta reconocer con más acierto que "el hombre es un lobo para el lobo". Ningún ser vivo dotado de tanta integridad y simbolismo se ha llevado hasta el mito a la vez que se le perseguía. Pregúntenlo a un pastor de Anatolia o del interior de Mongolia. Ambientada justamente en esta última región, en los años de la revolución cultural de Mao Zedong, El último lobo [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
nos muestra todas las formas de asedio a esta especie, desde el lanzamiento contra la roca de las crías después de cogerlas por la cola y darles vueltas en el aire hasta las trampas explosivas con dinamita, pasando por la persecución en todoterreno hasta que literalmente consiguen reventarles el corazón.   

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Los más sensibles torcerán el rostro al leer estas palabras. No a todos les provocará malestar. Pero El último lobo, cuyo preestreno en Italia ha tenido lugar en el Bif&st de Bari antes de estrenarse el 26 de marzo de la mano de Notorious Pictures, sigue siendo, en cualquier caso, un imponente espectáculo para toda la familia que contiene el mensaje universal de esperanza que viene siendo habitual en el cine de Annaud: el hombre que entra en relación con los animales tiene la posibilidad de conocerse mejor a sí mismo. Nada de Hobbes. 

Después de darse a conocer a escala mundial con El nombre de la rosa y continuar su periplo internacional con El amante y Siete años en el Tibet, Annaud se dejó subyugar hace años por el difícil proyecto de una mastodóntica coproducción entre China y Francia basada en la novela de Jiang Rong Tótem lobo. Sin embargo, Annaud es un director que ama los retos y no vaciló en viajar a un país que lleva años considerándolo "persona non grata" a causa de sus Siete años en el Tibet

Libro de culto para ambientalistas, políticos, economistas, estudiantes, trabajadores y nuevos ricos chinos, Tótem lobo vendió 20 millones de copias desde su aparición en 2004 y parece que se ha convertido en el libro más leído de China tras el anticuado Libro rojo de Mao. Jiang Rong resultó ser un pseudónimo de Lu Jiamin, profesor de ciencias políticas en la universidad de Beijing, detenido en 1989 por manifestarse con sus alumnos en la piaza Tiananmen y condenado a 18 años de cárcel.  

El libro presenta a un joven estudiante de Beijing (Shaofeng Feng) que viaja a Mongolia en 1967 para participar en la gran obra civilizatoria deseada por las autoridades maoístas e intentar asentar a este pueblo nómada. El contacto con estas gentes y la sabiduría de los ancianos fascinarán al joven, que adoptará una cría de lobo y aprenderá a amar la inteligencia y la sed de libertad de este maravilloso animal. 

Annaud recurre el libro tal vez con alguna domesticación del guion para no desagradar demasiado al régimen comunista, si bien su maestría técnica sigue al servicio de la emoción. Lo más fascinante de la película es el adiestramiento que debe de haberse dado para conseguir esas escenas en las que “actúan” los lobos (el amansafieras fue Andrew Simson, que pasó tres años en China con motivo de la película), como el seguimiento de los caballos que lleva a cabo la manada, capturado con drones y quads en mitad de una tormenta de nieve. Se perdonan las tomas demasiado "National Geographic" y la exagerada plasticidad de esos caballos congelados en el lago.

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(Traducción del italiano)

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