04/05/2015 - El director catalán Marçal Forés le da una colorida y desinhibida vuelta de tuerca al género con una historia de pasión, carne y desconcierto

El segundo largometraje del director catalán Marçal Forés, Amor eterno [+lee también:
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ficha de la película], se adentra en un bosque: un jardín de las delicias desinhibido, desconcertante y finalmente brutal, que cambia el pincel del Bosco por la curiosa mirada del realizador que hace tres años firmó el inspirado relato de iniciación en la adultez Animals [+lee también:
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ficha de la película]. Algo de eso persiste en su más sexual y frívola nueva película: en una historia de oscuras lujurias y prohibida (o al menos escondida) sensualidad, un chico joven se interesa por un hombre maduro, pensando haber encontrado eso tan adulto que es el amor… ¿eterno?

La cinta, premiada en la última edición del Festival de Sitges con el Premio Noves Visions: Emergents y presentada en festivales internacionales como el reciente Crossing Europe de Linz, sigue esa historia, la de Toni (Aimar Vega), un joven estudiante que se cruza con Carlos (Joan Bentallé), su profesor de chino, en un lugar de cruising de Barcelona. Entre encuentros fortuitos en tal paisaje, repleto de sombras, escondrijos y pequeños paraísos, se va solidificando la conexión entre ambos: sin embargo, a la vez que los ojos de Toni se van abriendo al amor, el frío y hostil Carlos rechaza cualquier cosa que no sea el sexo. Amor eterno juega con ambas variables para retratar una enfermiza relación que se convertirá en fatídica, precisamente, por buscar la eternidad de la manera más visceral posible.

Esa fisicidad está perfectamente retratada en el acercamiento de Forés, un director con gran talento para crear composiciones visuales arrebatadoras: desde las hermosas y turbias postales del bosque cuidadas al milímetro hasta las escenas en el interior de los coches en plena noche, pasando por la estilizada secuencia del concierto en el que la música lleva a Toni al éxtasis. Precisamente, la música juega un papel crucial en la cinta: las envolventes y desasosegantes piezas de Don The Tiger y la participación de Sonny and the Sunsets consiguen proporcionar la atmósfera necesaria a una película que quiere hacer vibrar las pieles de sus personajes al mismo ritmo que un sintetizador. Hasta que hace sangre. 

La fuerte y perversa personalidad de Amor eterno la han hecho una de las películas más internacionales de las salidas del #littlesecretfilm, un proyecto puesto en marcha por la cadena de televisión Calle 13 para permitir a jóvenes cineastas crear nuevas maneras de acercarse al cine de género. La productora de videoclips barcelonesa Canada ha producido la cinta, y lleva sus ventas internacionales.