13/08/2015 - LOCARNO 2015: El último trabajo de Athina Rachel Tsangari, presentado en la competición internacional del festival de Locarno, es un viaje sin concesiones a la mente del hombre moderno

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tráiler
ficha de la película] es el último largometraje de la griega Athina Rachel Tsangari. Esta incisiva e hilarante cinta, presentada como parte de la competición internacional del 68º festival de cine de Locarno, se aventura en el universo masculino, complejo y en ocasiones absurdo. Tras The Capsule, en la que el reparto era casi exclusivamente femenino, Tsangari ha decidido adentrarse en el “otro campo”, el de las relaciones (de poder) entre hombres, el de la dominación y las apariencias. A pesar de los secretos y las ansias (escondidas) que pueblan el mundo íntimo de nuestros protagonistas helenos, su vida “pública” se antoja inmaculada y socialmente perfecta. Una inquietante y escabrosa masculinidad inunda el último largometraje de la cineasta griega, que afronta con coraje y una irresistible dosis de humor los miedos y las debilidades de nuestra sociedad contemporánea.

En mitad del mar Egeo seis hombres (encarnados por los actores más grandes del cine griego) apasionados por la pesca subacuática se alojan en un lujoso e imponente yate. La tensión y la testosterona rayan en el paroxismo cuando deciden emprender un juego que les hace superar el punto de no retorno. Todo está permitido: análisis de sangre, karaoke en falsillo e incluso comparaciones paradójicas sobre la manera en que uno duerme o come. Su aparente amistad se transforma en poco tiempo en una rivalidad exacerbada hasta desembocar en una auténtica carnicería social. El premio para el ganador, para el hombre más “cool”, será el anillo de la victoria: el Chevalier. 

Athina Rachel Tsangari ofrece aquí una sátira irreverente y deliciosamente obscena de la sociedad contemporánea, en la que cada gesto se escruta con un interés propio de un maniático. Chevalier explora los mecanismos perversos que llevan a los individuos a mostrar única y exclusivamente sus puntos fuertes y a olvidarse de alimentar su intimidad, su sensibilidad, en una palabra: lo que los hace humanos. La búsqueda de un hipotético ganador, el superhombre de inquietante perfección, que vive maniatado por un miedo constante de fallar, de dar un paso en falso, impulsa a los protagonistas de Chevalier a efectuar gestos extremos entre lo absurdo y lo grotesco. ¿Pero qué significa ser “el mejor” en nuestra sociedad contemporánea obsesionada por los “like”? ¿Aún es posible diferenciar entre la realidad y una vida virtual en la que sólo cuentan la apariencia y la popularidad?

En Chevalier, esta búsqueda de reconocimiento se lleva hasta la exageración. En un universo exclusivamente masculino, tan impregnado de testosterona que resulta casi “homoerotic”, los protagonistas de Chevalier juzgan constante y obsesivamente los comportamientos de sí mismos y sobre todo de sus compañeros, en una absurda busca de la perfección. El mundo creado por Tsangari recuerda en ocasiones al de Pedro Almodóvar, otro maestro indiscutible a la hora de retratar neurosis y temores de una sociedad al borde del delirio. Los deseos y la estima de sí mismos se pondrán en tela de juicio en este universo claustrofóbico, encerrado por el mar, una especie de prisión que obliga a los protagonistas a hacer frente, tarde o temprano, a los propios miedos. Una película penetrante que esconde bajo capas de humor y risas una inquietante verdad.

Chevalier tiene como agente de ventas internacionales a The Match Factory.

(Traducción del italiano)