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VENECIA 2015 Fuera de competición

Winter On Fire: crónica de una victoria moral anunciada

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- VENECIA 2015: Evgeny Afineevsky estrena a escala mundial un documental pormenorizado y militante sobre los 93 días del Euromaidán desde dentro de las barricadas

Winter On Fire: crónica de una victoria moral anunciada

El tercer largometraje documental del ruso-israelí Evgeny Afineevsky, titulado Winter On Fire: Ukraine’s Fight For Freedom [+lee también:
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y presentado fuera de competición en la Mostra de Venecia, es una crónica desde dentro de la rebelión ciudadana contra el gobierno de Viktor Yanukovich. El estilo más personal y artístico de Maidan [+lee también:
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, de Sergei Loznitsa, da paso aquí a un enfoque más directo y periodístico en el que casi una treintena de cámaras captaron todas las vivencias de los manifestantes durante los 93 días que duró la revuelta. El impresionante material recogido se presenta de manera cronológica, a excepción del flash-forward con que arranca el film, y con un montaje muy dinámico que incluye entrevistas, imágenes de archivo reciente y mapeos de manifestaciones y enfrentamientos.

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La narrativa, por tanto, responde indudablemente a lo que cabría esperar de una producción de Netflix (coproducida, entre otros, por la británica Passion Pictures): la protesta europeísta pacífica que derivó en un conflicto abierto entre los ciudadanos de Kiev y las fuerzas del estado (y de sus mercenarios) en el invierno de 2013 y 2014 aparece relatada con dureza pero agilidad para el disfrute de un gran público occidental, al que, sin duda, llegará la cinta, dado el respaldo adicional que supone celebrar su estreno mundial fuera de concurso en la Mostra antes de acudir a Telluride y Toronto. Sin embargo, Winter On Fire encuentra en su elección por el partidismo victorioso su talón de Aquiles.

En efecto, la película ofrece únicamente el punto de vista de quienes se manifestaron a favor de la integración del país en la Unión Europea y acabaron combatiendo a muerte para derrocar a un presidente corrupto. Por defendible que resulte esta postura, el guion alecciona desde el sentimentalismo (especialmente inapropiado resulta la explotación del testimonio de un desamparado niño de 12 años que participó en la protesta y los combates) y el espectador no puede dejar de echar en falta un contrapeso informativo que explique con mayor verosimilitud la génesis y el desarrollo de un conflicto mucho más complejo de lo que vemos en pantalla. La mención final a los hechos posteriores en Crimea (¿así que existen ucranianos prorrusos?) pone explícitamente en tela de juicio la veracidad del relato y, por consiguiente, mina su discurso moralista.

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