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VENECIA 2015 Orizzonti

Tempête: la pequeña historia del “gran oficio”

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- VENECIA 2015: Samuel Collardey reconstituye, con sus verdaderos protagonistas, la historia de un marinero pescador y padre de familia forzado a quedarse en tierra para hacer frente a la marejada

Tempête: la pequeña historia del “gran oficio”
Dominique Leborne en Tempête

Al principio no lo sabemos, en el espeso calor de ese bar irlandés donde resuenan poderosamente apasionantes canciones de marineros, cuando lo vemos ponerse de pie riendo, magnífico, en lo alto de una mesa, pero el personaje de Tempête [+lee también:
tráiler
ficha de la película
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, la película que Samuel Collardey presenta en la 72ª Mostra de Venecia en la sección Orizzonti -y también en la selección de Sala Web-, no es un personaje de ficción: Dominique Leborne, marinero pescador como su padre, reproduce su verdadera historia ante la cámara, rodeado de su familia, el otro gran amor de su vida.

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Esta historia, sencilla y sublime, es la de un oficio duro que aquellos que lo ejercen humildemente, en el frío y las terribles olas, llaman “el gran oficio”. Es la de una llamada tan fuerte que esos hombres con impermeable amarillo, todos esos pescadores de Islandia, dejan en tierra, en una espera constante acompañada unas veces de miedo y resentimiento, otras de admiración infinita como el horizonte, a las personas que más quieren. Es la historia de un dolor violento como una ola mortal que choca en un peñasco plateado, del que Collardey refleja perfectamente la dimensión novelesca sin traicionar la modestia natural, que es el mayor atractivo de sus protagonistas.

En efecto, la historia de Tempête es aún más conmovedora al no ser pretenciosa. Cualquier grandilocuencia trágica habría enturbiado la pureza del mensaje que Leborne trata de hacer llegar a sus hijos: Matteo, su “chico”, al que quiere transmitir su oficio, su pasión, y Mailys, la hija que no ha engendrado pero que ha aceptado y querido, y que está dispuesto a apoyar en todas sus decisiones, desde el color de su pelo hasta ese embarazo inesperado y doblemente trágico para una chica tan joven que todavía es una niña, aunque tenga que ignorar la llamada irresistible del mar, volver a estudiar y arreglárselas sin electricidad.

Gracias a Collardey, del cual es el tercer largometraje con actores no profesionales, alrededor de espacios reales descubrimos un universo profundamente humano, hecho de valentía humilde frente a la dureza de la vida y de tolerancia natural, un universo donde la aceptación es la otra faceta de un amor tan incondicional que es púdico. Así, Dominique Leborne desafía a la marejada y después se aleja, con una gran sonrisa.

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(Traducción del francés)

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