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SUNDANCE 2016

The Lure: una voz audaz en el cine polaco

por 

- La ópera prima de Agnieszka Smoczyńska ha recibido en el Festival de Sundance un premio especial por su originalidad y su diseño

The Lure: una voz audaz en el cine polaco
Marta Mazurek en The Lure

Esta película podría ser un sombrío thriller. Es de noche, la niebla envuelve la orilla frondosa de un río, y los músicos de un bar beben, cantan y se divierten. La cámara se acerca a la superficie del agua y casi nos esperamos que emerja el cuerpo de un ahogado. Pero son dos sirenas (Michalina Olszańska y Marta Mazurek) las que emergen del Vístula, con un cántico seductor: "Pescadnos, no mordemos." La frase resuena con un tono inocente, pero también con un punto de provocación. Las chicas son hermosas, sus voces, angelicales, peros sus colas son inmensas, mucosas y con una "pestilencia de cieno". Así comienza The Lure [+lee también:
tráiler
entrevista: Agnieszka Smoczyńska
ficha de la película
]
, ópera prima de Agnieszka Smoczyńska, proyectada en el Festival de Sundance, en la sección competitiva World Cinema Dramatic. Una primera secuencia en la que el contraste entre la finura de las caras de las chicas y sus físicos desconcertantes puede confundir o incluso repeler al espectador. Porque muy pronto comprendemos que las protagonistas de esta historia no son dulces sirenas de un cuento para niños, sino criaturas cuya naturaleza enigmática y ambigua se revelará brutal, con una vertiente vampírica: el deseo de sangre humana.

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Se anuncia así, de manera implícita, otra complejidad de la película, en este caso, de forma. Porque no se trata ni de un drama, ni de una comedia romántica musical, ni de un thriller, sino que más bien es una mezcla de todos estos géneros. La directora, que se ha inspirado en la figura clásica de La sirenita, de Andersen, reinterpreta el célebre cuento de una manera muy personal.

Para Smoczyńska, las metáforas de Andersen son un punto de partida para crear un espacio subversivo. La directora las reviste de nuevos matices, contando la historia con una estética camp y un kitsch deliberado, rodeando a los personajes con decorados ochenteros y de mal gusto, interiores de discotecas de la Polonia comunista. Al ritmo de risotadas golfas, chanzas obscenas y una música que se nutre de los hits de la época, Smoczyńska denuncia la hipocresía de las relaciones humanas, se burla de las fantasías masculinas, desmitifica el ideal del amor inocente, heterosexual y eterno. Esta historia de dos sirenas pescadas en el Vístula, con una identidad indeterminada —entre niñas y mujeres, entre lo animal y lo humano—, tiene sin duda una dimensión universal, pues al fin y al cabo es una imagen de lo iniciático, del paso del umbral hacia la madurez.

La música no sirve únicamente como simple ilustración de la acción: es un elemento central. Las canciones han sido compuestas por el dúo de hermanas Zuzanna y Barbara Wronska (en activo en los escenarios polacos desde 2007); el reparto del film —en el que destacan Kinga Preis, Adam Gierszal, Andrzej Konopka y, por supuesto, las dos protagonistas, Michalina Olszańska y Marta Mazurek— prueba estar a la altura de estos modelos, dando una interpretación lograda de los personajes y a la vez demostrando verdaderos talentos musicales. 

La forma —fuertemente estilizada, rozando a veces la ostentación—, el énfasis en el artificio, la teatralidad y el humor en ocasiones sarcástico de la película se arriesgan a causar una cruda división entre los espectadores. Pero algo es seguro: con su lenguaje personal, que configura un cine audaz y "depredador" (según la definición de la célebre cineasta Agnieszka Holland), Smoczyńska es una directora que aporta un carácter radicalmente novedoso al séptimo arte polaco.

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(Traducción del francés)

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