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BERLINALE 2016 Berlinale Special

A Serious Game: Total eclipse of the heart

por 

- BERLÍN 2016: Pernilla August presenta la adaptación a cargo de Lone Scherfig del clásico de la literatura sueca El juego serio, de Hjalmar Söderberg

A Serious Game: Total eclipse of the heart
Sverrir Gudnason y Karin Franz Körlof en A Serious Game

Tanto en la literatura como en el cine, el Amor, con la a mayúscula, da normalmente tanta felicidad como desastres causa, sin duda porque su carácter absoluto se acomoda difícilmente a las contingencias de nuestro bajo mundo, y viceversa. Tal es la suerte de Arvid y Lydia, protagonistas de la nueva película de la actriz y directora sueca Pernilla August, A Serious Game [+lee también:
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, adaptación a cargo de la propia August y de la guionista danesa Lone Scherfig de la novela El juego serio, publicado por Hjalmar Söderberg en 1912. La cinta se ha proyectado en el marco de Berlinale Special del 66º festival de Berlín.

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En el momento de conocerse, Arvid (Sverrir Gudnason) es corrector para la página cultural de un gran periódico sueco y Lydia es hija única de un pintor de paisajes que vive al borde de un lago y lleva una vida bucólica y libre en la que la indigencia no impide la felicidad, puesto que dibujar y bañarse desnuda en el agua transparente son sus mayores placeres. Desde la primera mirada, saben que se aman el uno al otro, lo que parece la cosa más natural y simple del mundo, como ese aire torpe que se respira cunado tocan juntos con dos dedos en el viejo piano de Lydia, con una sensualidad sorprendente para un contacto tan púdico. Sin embargo, cuando la joven se vuelve huérfana y ambos reconocen su amor en un par de miradas y un dulce beso, Arvid declara que, aunque casarse con ella es su mayor deseo, no puede porque carece de medios y espera de todo corazón que ella comprenda, a lo que ella empieza respondiendo que sí y, después, tras haber reflexionado en el asunto, que no.

Como Lydia parece presentirlo ya al lanzar una respuesta tan breve como elocuente, la sencillez natural de su amor se pierde entonces para siempre. Cuando se vuelven a ver, por casualidad, diez años después en el teatro, Lydia puede sentir como una llama que le quema la nuca la mirada ardiente de Arvid, que ahora es un crítico de todas las representaciones que se llevan a cabo en Estocolmo. Ambos se han casado por conveniencia, ambos tienen una hija por su lado, llamadas Marianne y Anne-Marie. El vínculo entre sus corazones indefectiblemente ha encontrado otros modos indetectables para los demás de tomar forma a pesar de la separación. Arvid vive con Dagmar, una joven adorable de padres simpáticos, vivarachos y acomodados; Lydia, con un hombre más mayor pero rico. Sin embargo, en un instante, el deseo de poseerse, de estar físicamente el uno con el otro, eclipsa cualquier otra opción posible.

La imagen del eclipse volverá más tarde porque la decisión que Arvid no tomó diez años antes, cuando su amante y él eran pobres pero libres, se enfrentaría ahora a las familias y los universos que Lydia y él han fundado de manera separada y vendría a suponer la traición de cónyuges e hijos, eso para empezar. Estamos en una época en que el divorcio era algo muchísimo menos corriente y mucho peor visto por la sociedad (más allá de los sentimientos que destroza) y en que pedir a una mujer tanto empezarlo como sufrirlo parece constituir el mayor de los egoísmos. Así, su pasión no puede existir más que en la sombra o en una burbuja; de lo contrario, conllevaría enormes sacrificios. La independencia que Arvid y Lydia, adelantados a su tiempo, buscan (un motivo en el que reconocemos la firma de la Lone Scherfig de Una educación [+lee también:
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) ahora tiene un precio que no es igual para él que para ella ni igual para ellos que para quienes los rodean. Al contrario que ese día de verano en que tocaban malamente el piano y se sonreían, su pequeño juego de amor y casualidad se ha acabado convirtiendo en un juego serio.

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(Traducción del francés)

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