07/04/2016 - Los tres directores presentan en el festival de cine de Bari una divertida película a episodios que presenta diferentes historias de inmigración e integración en la metrópolis italiana

Una escena del episodio dirigido por Edoardo De Angelis en Vieni a vivere a Napoli

Está Yoyo, un niño chino con unas ganas inexplicables de trabajar; está Luba, una cuidadora ucraniana con un pasado de estrella y un presente melancólico; y está Amila, una adolescente de Sri Lanka que se las ve y se las desea con una cantante al borde de un ataque de nervios. Tres nacionalidades, tres edades diferentes y tres directores que las cuentan con una Nápoles poliédrica, acogedora aunque difícil, como trasfondo. Es Vieni a vivere a Napoli, la divertida película a episodios dirigida por tres de los cineastas napolitanos más interesantes del momento: Guido Lombardi (autor de Là-bas, educazione criminale [+lee también:
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entrevista: Guido Lombardi
ficha de la película], ganadora del León del Futuro en Venecia, y de Take Five [+lee también:
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ficha de la película]).

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Preestrenada en el Bif&st - Bari International Film Festival (que se celebra entre los días 2 y 9 de abril de 2016, Vieni a vivere a Napoli es una invitación que esconde, sin embargo, alguna insidia. No se trata de un retrato idílico de la integración en la metrópolis del Vesubio, sino de un fresco sorprendente que, pasando de tonos casi grotescos a matices más dramáticos, nos cuenta la relación de los napolitanos con los inmigrantes, relación en la que a menudo estos últimos parecen más civiles que los anfitriones y también dotados de mayor sentido común. En el episodio dirigido por Guido Lombardi, Gianfelice Imparato interpreta a Nino, portero de un establecimiento, quintaesencia del napolitano que no tiene ganas de hacer nada. Quien echará por tierra sus costumbres será el pequeño Chang, apodado Yoyo, un niño chino de quien tendrá que cuidar momentáneamente. Yoyo tiene un problema: siempre quiere trabajar, y eso es algo que Nino es incapaz de comprender.

En el episodio de Francesco Prisco, una mujer ucraniana llamada Luba es acosada por un viejo cascarrabias al que cuida (Antonio Casagrande) y por la hija de éste. Una realidad dura de aceptar para una mujer que en Ucrania era una presentadora televisiva que cayó en desgracia cuando su marido, un político local, acabó en prisión por un escándalo de corrupción. Luba, con todo, hallará la manera de volver bajo los focos. El tercer episodio, obra de Edoardo De Angelis, tiene como protagonistas a una joven cantante neomelódica y a su agente (Massimiliano Gallo), de viaje entre una radio, una boda y una serenata a bordo de su limousine. A todo ello seguirán escenas, llantos y recriminaciones. Muy a su pesar, les hará compañía un joven camarero de Sri Lanka cuya única intención es recibir el dinero correspondiente al servicio de desayuno que les ha ofrecido esa misma mañana. La empresa resultará ser más complicada de lo previsto.

En línea con la gran tradición italiana de películas por entregas, Vieni a vivere a Napoli declina un mismo tema a través de visiones y estilos distintos, si bien se realizó con un reparto técnico único (fotografía, montaje, música, etc.), resultando un todo homogéneo, un auténtico trabajo de grupo, como apunta el equipo del film y, más concretamente, el ideólogo del proyecto y productor Alessandro Cannavale: “Hemos recreado lo que en la Roma de los tiempos de Scola y Risi era normal: una sinergia entre cineastas en torno a un proyecto único. Es la primera vez que sucede en Nápoles”.

Vieni a vivere a Napoli es una producción de Run Film con la colaboración de Rai Cinema y el apoyo del Mibact. Llegará a los cines transalpinos el próximo otoño.

(Traducción del italiano)