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CANNES 2016 Un Certain Regard

Clash: "Ojo por ojo, bala por bala"

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- CANNES 2016: El egipcio Mohamed Diab firma una coproducción francesa de una gran contundencia sobre un microcosmos de prisioneros en pleno caos posrevolucionario

Clash: "Ojo por ojo, bala por bala"

Un lugar: el interior de un furgón de la policía. Una época explosiva para Egipto: un día de los que siguieron al derrocamiento por parte del ejército del presidente Morsi, líder de los Hermanos Musulmanes, que habían llegado al poder en 2012, un año después de la revolución que puso fin al largo régimen de Mubarak. Este es el marco —tan simple a nivel físico como vasto a nivel político, y en términos cinematográficos, todo un desafío formal— que ha elegido el cineasta egipcio Mohamed Diab como ambientación para su segundo largometraje, Clash [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, que ha abierto de manera electrizante la sección Un Certain Regard del 69º Festival de Cannes.

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Desarrollando un guión muy bien hilado (que el director ha escrito junto a su hermano Khaleb), el film entra con violencia en el meollo del asunto: la detención de dos reporteros de Associated Press (uno de ellos, egipcio-norteamericano) que están cubriendo la guerra civil que asola las calles de El Cairo, con manifestantes de los Hermanos Musulmanes protestando por el golpe de Estado militar y enfrentándose a los simpatizantes del ejército, mientras que los antidisturbios intentan poner orden en el caos, entre pedradas y tiros. En medio de este ambiente apocalíptico, el furgón se va llenando de partidarios de uno y otro bando, que pasan de luchar entre ellos a compartir la solidaridad de la reclusión, aguantando un calor infernal, atrapados en una situación que es peligrosa para todos. Porque el furgón no puede vaciarse en ninguna prisión: están todas llenas. El resto del día, así como parte de la noche, transcurre de la misma manera: este grupo de una veintena de detenidos —que incluye a una pareja con un niño de diez años y una adolescente de 14 años vistiendo el velo, acompañada de su viejo padre— se ve abocado a un ambiente claustrofóbico, a la esperanza de poder salir del atolladero (uno de los prisioneros ha logrado quedarse con su móvil), a las divergencias ideológicas, el miedo, las lesiones y el entendimiento (al menos hasta que surja un nuevo motivo para el conflicto). Personajes que se reparten en dos bandos, pero que llegarán al punto (antes de volver a pelearse) de recordar juntos la época de la revolución ("esos eran los buenos tiempos"), cuando luchaban por una causa común.

Reconstruyendo con una gran intensidad la violencia de la calle, percibida a través de la puerta trasera, las ventanas laterales con barrotes y el cristal que separa a los detenidos de la parte delantera del vehículo, Mohamed Diab ejecuta un retrato hábil de su país y de los elementos que lo componen, aprovechando los diferentes caracteres que el destino ha reunido en ese espacio cerrado y sus reacciones a los acontecimientos del exterior. Porque lo que distingue a este cineasta es sobre todo su garra: su cámara encuentra un sinfín de soluciones para sumir a los protagonistas y a los espectadores en una confusión tan completa, que ya no se sabe quién es amigo y quién enemigo. 

Coproducida por Francia a través de Sampek Productions y Arte France Cinéma, y respaldada por  la Ayuda a cines del mundo del CNC, Clash se estrenará en Francia de la mano de Pyramide, que también gestionará las ventas internacionales.

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(Traducción del francés)

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