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CANNES 2016 Quincena de los Realizadores

Tour de France: para cambiar de horizontes

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- CANNES 2016: Rachid Djaïdani destapa su corazón en su segundo largometraje de ficción bajo la forma de una abertura hacia la tolerancia a lomos de un sólido Gérard Depardieu y de un rapero atípico

Tour de France: para cambiar de horizontes
Sadek y Gérard Depardieu en Tour de France

Uno tiene los ojos azules; el otro, una gorra roja. El primero tiene un vocabulario de fascista mal avenido; el segundo, mucho más del que el primero podría pensar... En torno a la improbable pareja que forman Serge (Gérard Depardieu), un masón sexagenario que es la encarnación (a pesar de su pasaporte ruso) del franchute racista, y el rapero Far'hook (al que interpreta Sadek, también rapero en la vida real, aunque de un género bien distinto) se articula lo nuevo de Rachid Djaïdani, donde volvemos a ver aunque en aguas totalmente distintas la itinerancia y el mensaje de amor y tolerancia de Rengaine [+lee también:
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. A este primer largometraje de ficción, que le valió un descubrimiento por todo lo alto hace cuatro años en el festival de Cannes, le sigue una nueva selección en la Quincena de los Realizadores con Tour de France [+lee también:
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entrevista: Rachid Djaïdani
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, donde vuelve a valerse de las calles de la hermosa y a la vez hostil París, de un contador de historias y de una princesa que pasa como una exhalación en mitad de esa especie de ring de boxeo urbano donde se enfrentan continuamente adversarios irreconciliables que no hablan el mismo idioma o que hacen “oídos sordos”.

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Aunque la canción de Far'Hook con que arranca el film es una declaración de amor, el conflicto aquí empieza por las palabras, si bien las armas son desenfundadas de inmediato por su rival, le Sphynx [la Esfinge], obligando al rapero, bajo consejo de su productor Bilal (un francés de pura cepa llamado Matthias y reconvertido a la religión musulmana), a abandonar la capital hasta su próximo concierto. Así, viaja hasta Marsella y por la costa francesa en compañía del padre de Bilal/Matthias, Serge, que perdió todo contacto con su hijo desde que, a sus ojos, traicionara la cultura francesa, la de los aperitivos con embutido y vino, dándole así la impresión de que ahora es él quien forma parte de la minoría. Serge necesita un compañero de viajes para hacer un "peregrinaje" (así lo llama Far-Hook) de un puerto a otro en busca de un pintor marítimo llamado Joseph Vernet.

Con esta búsqueda pictórica como tela de fondo, que recuerda al soberbio documental de Djaïdani sobre el pintor abstracto Yaze titulado Encré (y presentado el año pasado en el festival Cinéma du réel), el director nos muestra, etapa por etapa, la manera en que dos personajes inamovibles en sus posiciones (Serge con sus clichés y Far'Hook con su actitud constantemente a la defensiva) aprenden a coexistir, a ponerse "al mismo nivel" y, escuchando al otro, a abrir sus horizontes y mirar juntos hacia la misma dirección. Al filo de este recorrido iniciático que permitirá a cada uno abrazar la identidad del otro (un movimiento que encuentra su clímax en una escena impagable en la que Serge se la devuelve a Sphynx en modo gangsta) hasta una reconciliación final en la que todos los personajes se reúnen para acabar formando una hermosa familia, nuestros dos protagonistas con forma de ositos de peluche irán batiendo una por una las fronteras que los separan y nos separan. Sin forzar ni caer en banalidades ni en un interminable debate (puesto que aceptar al otro no significa abrazar su verdad sino tenerla en cuenta y aceptarla) y con el dulzor que le caracteriza, el antiguo boxeador hecho ahora cineasta y chapado de actor y de escritor que es Rachid Djaïdani impregna sus diálogos de reflexiones que reflejan todo el abanico de opiniones, pertinentes o no, que inundan Francia como si de una enorme batalla de rap se tratara. Ahora bien, en la película que nos ocupa no forman en la película (cuya agente de ventas internacionales es Cité Films) un diálogo de sordos sino una invitación a la escucha, a comprender que la contaminación es justamente la falta de mezcla.

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(Traducción del francés)

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