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VENECIA 2016 Fuera de competición

Austerlitz: la excursión que no muestra el pasado

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- VENECIA 2016: El atípico documental de Sergei Loznitsa, de producción alemana, decreta fuera de concurso cómo la Historia no necesariamente tiene que mostrarse

Austerlitz: la excursión que no muestra el pasado

¿Y si se decidiera posicionar la cámara en determinados puntos escogidos previamente e inmortalizar a la gente común, esencialmente turistas, mientras vagan por un lugar tan lleno de Historia como lo es Auschwitz? Tal es la elección que Sergei Loznitsa ha tomado para su documental de producción alemana Austerlitz [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, presentado fuera de la competición del 73º festival de cine de Venecia.

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Al colocar su cámara en mitad literalmente de la gente, el director decide capturar e imprimir en la gran pantalla no el interior de las habitaciones en que el drama histórico tuvo lugar sino el exterior, considerando como sujetos comunicantes las paredes, los muras que establecen el confín dentro del cual el pasado siguió su curso. Cambiando el punto de vista de la cámara, no optando nunca por movimientos de cámara ni cambios de foco, sino dejando que el exterior se expanda hacia las “paredes” del encuadre, Sergei Loznitsa impone al espectador lo que aparece como una excursión-recuerdo, una inmersión en el pasado sin mostrar el pasado mismo sino dejando que sea el presente y sus testigos quienes hablen de él.

La cámara, que permanece siempre rigurosamente fija, encuadra en blanco y negro a los visitantes de Auschwitz primero cuando atraviesan la puerta de entrada, después durante la visita, en las varias estaciones de que está compuesto el complejo, y acaba acompañándolos a la salida, los sigue, los espía, los observa a lo largo de todo el viaje. Una característica que se apodera de la obra es la inconsciencia de quienes aparecen en ella, que a menudo miran a la cámara sin saber cómo explicarse ese ojo indagador sobre ellos, aspecto que, unido a la predilección por poner la cámara fija en un punto, acerca el atípico documental que es Austerlitz a las primerísimas películas de los hermanos Lumiere.

Sergei Loznitsa, pues, pone en escena la no-narración de su proyecto de manera un tanto arriesgada, decidiendo mirar al presente y, sólo a través de éste, releer el pasado, que aparece también bajo la forma de breves anécdotas en boca de los guías de los grupos de turistas, que de cuando en cuando son víctimas también del teleobjetivo invasor. Con la preferencia del no mostrar sobre el mostrar libremente, el autor confiere mucha importancia al fuera de campo, a lo que las personas en pantalla pueden ver más allá de los muros y las paredes que para el espectador resultan infranqueables, terminando por hablar de un fuera de campo activo y prestando atención a la idea de la muerte que inunda Auschwitz. El intento de Sergei Loznitsa es, por tanto, uno solamente: no es importante mostrar fotos de archivo o reproducir las cárceles nazis; lo que hay que hacer es prestar atención a cómo la muerte se ha llevado, con el genocidio, demasiadas vidas. Sólo esto hay que tener en mente. Nada más.

La cinta es una producción de la alemana Imperativ Film, que también gestiona sus ventas internacionales.

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(Traducción del italiano)

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