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VENECIA 2016 Competición

Paradise nos recuerda una vez más el Holocausto

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- VENECIA 2016: Andrei Konchalovski vuelve a optar al León de Oro de Venecia con una fantástica mezcla de un fondo ficción y una forma de documental

Paradise nos recuerda una vez más el Holocausto

Dos años después de lograr el León de Plata con El cartero de las noches blancas y trece después de recibir el premio especial del jurado por La casa de los engaños, el ya legendario Andrei Konchalovski regresa a la competición de la Mostra de Venecia por el preciado León de Oro, a sus 79 años de edad, con la intención de abordar “uno de los momentos más aterradores de la Historia”, a saber, “el alzamiento del partido nazi y el exterminio de millones de judíos que no encajaban en el ideal del perfecto paraíso alemán”.

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justamente se titula este trabajo, nacido, seguimos en palabras del director, de que “lo que pasó es una advertencia” y “debemos recordarlo sin parar”. Konchalovski, por tanto, se hace emisario de lo que entiende como una necesidad histórica y ofrece la enésima inmersión en el horror del Holocausto. Su propuesta, sin embargo, es novedosa en varios sentidos.

En primer lugar, está rodada en un blanco y negro aséptico (todo lo contrario que, por ejemplo, una de sus competidoras en Venecia, Frantz [+lee también:
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) que pretende acercar al género documental la dramática ficción de cámara que nos presenta, en torno a tres personajes clave: Jules, un oficial de policía francés que colabora despiadadamente con los nazis; Olga, una aristócrata rusa y miembro de la resistencia en París, y Helmut, un apuesto noble alemán que hace carrera en las SS a pesar de sus titubeos morales durante su ascenso. La película pone a los tres personajes confesándose ante la cámara en breves interludios que pautan la trama que se va tejiendo y los va uniendo poco a poco.

Gracias al desarrollo de los personajes (conveniente y nada maniqueo), la solidez general del guion (obra del director y de Elena Kiseleva), la eficacia del montaje (de Ekaterina Vesheva) y el rigor de la puesta en escena, la película erige su monumento sin prisa pero sin pausa y sin perder un ápice de la atención del espectador. La impresión de estar ante un documental se ve reforzada por el buen hacer de unos actores deliberadamente desconocidos. Por desgracia, sin embargo, y aunque esto no mancha del todo la meritoria labor artesanal del equipo detrás del film, la construcción en su conjunto acaba resintiéndose de un desagradable aderezo final en la historia (con minúscula), muy en la línea de las declaraciones con que Konchalovski justifica la existencia misma de su película.    

Paradise es una coproducción entre la rusa Andrei Konchalovski Studios y la alemana DRIFE Filmproduktion con la participación, entre otras entidades, del ministro de cultura de Rusia, Eurimages, DFFF, FFF Bayern y el European Jewish Congress, y con ARRI Media Worldsales como agente de ventas internacionales.

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