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SAN SEBASTIÁN 2016 Competición

The Giant: a la altura del ímpetu

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- SAN SEBASTIÁN 2016: El debutante sueco Johannes Nyholm entrega una viva película que se forma en el choque entre la cruda realidad y la fantasía preciosista (y sobre un campeonato de petanca)

The Giant: a la altura del ímpetu
Johan Kylén y Christian Andrén en The Giant

El punto desde donde se lanza The Giant [+lee también:
tráiler
entrevista: Johannes Nyholm
ficha de la película
]
está, cuando menos, alejado de lo común. El primer largometraje del director sueco Johannes Nyholm, proyectado en la competición oficial del 64° Festival de San Sebastián después de haberse estrenado mundialmente en el 41° Festival de Toronto, va en muchas direcciones a la vez: va hacia un retrato muy pegado a la realidad de un hombre aquejado de una malformación corporal y todo lo que eso supone, va hacia una historia de superación personal con forma de campeonato de petanca, y va hacia un cuento de fantasía que desborda vitalidad, simbolismo y color.

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El boliche (la bola pequeña que se intenta alcanzar con las bolas de metal en la petanca) es, en este lanzamiento, Rikard, un hombre de 29 años nacido con una deformidad genética que le afecta a todo el cuerpo, y en particular, al rostro. Un pobre “hombre elefante” que vive en una residencia para discapacitados mentales (también padece autismo, lo que le impide comunicarse de manera normal), fuera de la cual se encuentra lo único que le ayuda a seguir adelante en su vida: su afición a la petanca. Junto a su amigo Roland, una especie de defensor y protector todoterreno, disfruta de las partidas que organizan en una asociación deportiva, con la mirada puesta en el torneo escandinavo, que se acerca de manera inminente. Sin embargo, hasta la petanca puede suponer un peligro para alguien con la condición de Rikard (interpretado admirablemente por Christian Andrén bajo una máscara). En la primera secuencia de la película, a Rikard le golpea una bola de metal en la cabeza, enviándolo al hospital de manera irremediable.

Es pues ahí en donde Nyholm empieza a dar rienda suelta a su imaginativo cóctel de realidad y fantasía: ya en la obertura, partiendo de las bolas de petanca colocadas en el terreno, se expone la visión subjetiva del “gigante”, que camina a zancadas por la tundra percibiendo todo lo que yace 50 metros bajo sus ojos con un color vivo y saturado, lejano a la más bien grisácea ciudad. Rikard es este gigante, ya sea en su mente, ya sea en la realidad, un ente que puede alcanzar lo que a él le es imposible, mientras intenta recuperarse de su pasado traumático: tras su nacimiento, fue separado de su madre, a la que se le diagnosticó psicosis y vive aislada en un apartamento que comparte con una cacatúa.

El viaje de Rikard se mueve entre todo esto, hasta que llega a su meta, la final del campeonato de petanca, y el clímax de la película. Nyholm sabe mantener con buen pulso el concepto y las diferentes partes que estructuran la película, haciendo alarde de una enérgica e ingeniosa fuerza creativa alrededor del gran cariño que le tiene a su personaje principal. The Giant es por ello altamente impetuosa y emocional, algo que también la hace tremendamente irregular, conmovedora, cargante, y demás. Como en el viaje de Rikard, que tiene altos (lo alto del gigante) y bajos (lo que está aquí, mucho más abajo).

The Giant ha sido producida por la sueca Garagefilm International y la danesa Beofilm, y la francesa Indie Sales se ocupa de sus ventas internacionales.

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