email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

SAN SEBASTIÁN 2016 Competición

Jesús: en el corazón de la noche

por 

- SAN SEBASTIÁN 2016: Fernando Guzzoni regresa tras Carne de Perro con una habilidosa puesta en escena y una película, en definitiva, sombría y áspera

Jesús: en el corazón de la noche

Después de ganar el premio a la mejor película en la sección Nuevos Directores del festival de cine de San Sebastián en 2012 con su primer largometraje de ficción, la tenebrosa Carne de Perro [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, el cineasta chileno Fernando Guzzoni ha pasado esta vez al escalafón superior del certamen donostiarra con Jesús [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
; esto es, a competir por la Concha de Oro, poco después de celebrar su estreno mundial en el festival de Toronto. Este ascenso, sin embargo, no ha alterado en lo más mínimo la mordiente de Guzzoni, que vuelve con una obra tan sombría como su predecesora en la que trabaja esta vez la cuestión del "pecado" y la culpabilidad desde el ángulo de la juventud y del presente, después de haberlo hecho bajo el prisma del pasado. Aquí, pues, ahonda en el tema con un dilema moral al que debe enfrentarse el personaje central, alguien al borde del abismo y lo más alejado que cabe situarse con respecto a la empatía del espectador.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

La inmersión bajo la superficie del realismo documental cuenta, eso sí, con un gran estilo y mucha destreza a cargo de su director. Vemos los desvaríos adolescentes en la noche de Santiago como parte de la parábola en dos partes bien distintas que pretende el film. El guion, obra del propio Guzzoni, detalla primero minuciosamente el día a día de su protagonista, Jesús (Nicolás Durán), un joven de 18 años de edad al borde del fracaso escolar total que vive con su padre (Alejandro Goic), un viudo que está poco en casa y con quien mantiene una comunicación mínima y una incomprensión recíproca máxima (cenas lacónicas frente al televisor, peleas verbales repetidas sobre asuntos como la reparación de unas gafas o la compra de un móvil, órdenes mecánicas de ir a la escuela…). Más allá de su pasión por el baile K-pop y las aventuras fugaces (secretamente bisexuales), el influenciable Jesús parece aspirado especialmente por un grupo de colegas al borde de la delincuencia que se pasan la vida bebiendo pisco en un parque (en realidad, en un cementerio) o viendo entre risas un vídeo mexicano del Cartel del Golfo donde degüellan a un Zeta. Esta errancia acabará en drama cuando los cuatro colegas la tomen una noche con un desconocido al que darán una paliza que lo dejará en coma. Este acontecimiento desemboca en un cara a cara entre padre e hijo: Jesús tendrá que afrontar las consecuencias de su acto (el peso de la culpabilidad, las amenazas de los cómplices) y su padre, decidir hasta dónde llega la protección de su hijo. 

La película, de un realismo impactante, debe mucho a la excepcional fotografía de Bárbara Álvarez (que ya dejó su impronta en Carne de Perro y, mejor aún, en La mujer sin cabeza [+lee también:
crítica
tráiler
ficha de la película
]
y The Second Mother). Álvarez juega magistralmente con las sombras y la noche y ofrece al director los ingredientes perfectos para desplegar su arte consumado en las atmósferas deletéreas y trazar un retrato en bruto de una sociedad, la chilena, brutal y atormentada: un cuadro sin concesiones pincelado a través de una serie de secuencias tan impactantes como crudas, en la línea de una cierta tendencia actual en el cine latinoamericano (pensamos en Carlos Reygadas, Amat Escalante o Michel Franco), según la cual se mezcla el control absoluto de la puesta en escena y el tempo con que se desatan las pulsiones y acontecen los abruptos virajes de la narración. Esta propensión al desencadenamiento repentino, especialmente carnal, cuya superabundancia puede, sin duda, prestarse a discusión y dolerá a las almas sensibles, ilustra, sin embargo, con justicia la espiral tenebrosa que lleva a Jesús hasta la catarsis de su juicio. Será interesante ver, en este sentido, qué dirección tomará la carrera de Fernando Guzzoni, un cineasta evidentemente habilidoso, después de dos películas en las que se obstina en llegar al corazón de la oscuridad.

Jesús es una coproducción entre Francia (JBA Production), Chile (Rampante Films), Alemania (Unafilm), Grecia (Graal) y Colombia. Su agente de ventas es Premium Films.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

(Traducción del francés)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Privacy Policy